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Después del golpe de Vizcarra nada ha mejorado

Fecha Publicación: 10/11/2019 - 21:30
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Van aproximadamente 40 días desde el golpe de Estado del 30 de septiembre, ordenado por Vizcarra. Fue el desenlace del enfrentamiento envenenado entre un Ejecutivo que proponía las hostilidades para buscar distraer la atención de su incapacidad y de sus complicaciones con la corrupción (presente, pero sobre todo pasada) y entre un parlamento dominado por una mayoría fujimorista bastante miope, llena de gente aventurera, inculta y de pocos escrúpulos, el que finalmente fue acorralado mediáticamente hasta lograr una identificación en la cabeza de la gente como obstruccionista y cómplice de la corrupción. Los tanques del golpe fueron las portadas diarias de un importante sector de la prensa peruana. Pues bien, camino a los dos meses de implementada esta barbaridad sin sustento constitucional, ¿qué ha cambiado en el Perú? ; ya no existe nada que pueda “obstruir” a Vizcarra y hasta ahora no da la mínima muestra de querer gobernar el país. Antes del golpe tenía un Gabinete gris, luego del golpe tiene ministros del mismo nivel o peores, con el agravante que ahora no podrán ser interpelados por los seguros desatinos que seguirán cometiendo. Antes del golpe los problemas de la inseguridad, de la salud pública, de la educación, de la falta de empleo se encontraban en franco ascenso; hoy,
luego del golpe siguen el mismo y firme tránsito. Antes del golpe las señales de corrupción de los colaboradores del Presidente eran preocupantes, hoy ya no tienen reparos en contratar de manera cruzada a su parentela o fechorías de esa naturaleza. Y el ejemplo seguramente se viene reproduciendo a mediana y pequeña escala en los aliados de Vizcarra, los gobernadores regionales y sus autoridades locales. El dictador Alberto Fujimori implementó su autogolpe de tal forma que la captura de Guzmán y la apertura de la economía hicieran generar la impresión de que había valido la pena el giro antidemocrático. Ambos propósitos estaban enumerados desde el primer día de quebrado el orden constitucional. Vizcarra y los que lo acompañan generan la percepción de que lo único que buscan es concentrar el poder sin saber para qué, persiguiendo opositores en el camino, pero además favorecer sin rubor a Odebrecht. No hay más que eso. La principal tarea que debe asumir la oposición democrática cuando se normalice la vida constitucional es investigar todo lo hecho en los meses en los que Palacio de Gobierno ha reinado sin ningún control ni freno. Puede que detrás de sus decisiones y decretos encontremos una corrupción más espantosa de lo que podríamos imaginar.