¡Despierta, Perú! Justicia firme o el país se hunde

La reciente operación en el distrito de Ate, donde la Policía Nacional del Perú desarticuló una peligrosa organización criminal integrada por 21 ciudadanos venezolanos, ha sido un golpe certero al crimen organizado. Esta intervención no fue casual. Fue producto de inteligencia, seguimiento, trabajo profesional y, sobre todo, del valor de nuestros efectivos policiales que, una vez más, pusieron en riesgo su vida para proteger a millones de peruanos.

Sin embargo, esta victoria no puede terminar como tantas otras: empañada por liberaciones injustificadas ordenadas por el Ministerio Público o el Poder Judicial. No puede ser que, mientras el policía se juega la vida, los delincuentes regresen a las calles por tecnicismos, formalismos o “vacíos” legales manipulados por quienes tienen la responsabilidad de impartir justicia.

Esto no solo desalienta a los efectivos, también hiere profundamente el tejido institucional y debilita la confianza ciudadana. ¿Qué mensaje estamos enviando al país? ¿Que el crimen paga? ¿Que da igual arriesgarlo todo si, al final, los culpables caminan libres? Esa lógica perversa es lo que está hundiendo al Perú en el miedo y la desconfianza.
Nuestros policías no pueden sentirse solos. Necesitan saber que detrás de cada operativo hay un sistema de justicia que los respalda, no que los sabotea. Exigimos un compromiso real de jueces y fiscales con el país. No basta con discursos. Se necesita acción, decisiones firmes, y sobre todo, voluntad de combatir al crimen desde todos los frentes.

Si un funcionario público se presta al juego de la corrupción, si libera delincuentes por intereses oscuros, entonces debe enfrentar la máxima sanción: ¡CADENA PERPETUA! Y, más aún, la condena moral del país entero. Que el Perú sepa quiénes son los que manchan la justicia y sueltan a los que destruyen familias. Nombres y apellidos. Sin eufemismos ni excusas.

No podemos permitir que la esperanza que generan estas acciones policiales se esfume en horas por decisiones que solo benefician a los enemigos de la paz. No queremos más cómplices. Queremos firmeza. Queremos justicia. Queremos funcionarios con el país en la conciencia y en el corazón.

Nuestros policías ya hicieron su parte. Con profesionalismo, con coraje, con compromiso. Ahora es turno del Estado, del sistema judicial, de todos nosotros como sociedad. Porque quien libera a un criminal se convierte en enemigo de la patria. Y contra los enemigos del Perú, que se disfrazan de justicia, no habrá perdón ni olvido.
No queremos cómplices. No queremos tibios. Queremos funcionarios con coraje, con compromiso, con Perú en el corazón. Ya no hay espacio para los que se esconden detrás de una toga o una resolución judicial ambigua. El país exige firmeza. Y la firmeza no se negocia.

La impunidad está matando la moral de nuestros policías. Cada liberación injustificada es una puñalada a la vocación, una bofetada al uniforme, una burla al sacrificio. No es justo. Y el pueblo peruano ya no lo tolera. ¡NO MÁS!

Queremos ver que estos operativos espectaculares no terminen siendo solo una noticia de un día, una ilusión que se desvanece cuando los mismos criminales regresan a extorsionar, a matar, a destruir vidas y sueños.

¡Que caiga el crimen y también sus cómplices en la justicia!

¡Honor para el policía, desprecio para el juez corrupto!

He dicho.

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