Desgobernando

Lo que revelan las denuncias periodísticas sobre la docena de consejos de ministros descentralizados que carecen de actas, además del derroche de dinero que significa trasladar todas las semanas al gabinete y cientos de personas –entre funcionarios, asesores, policías y militares-, es que a la gavilla encaramada en el Estado no le interesa gobernar.

En el gabinete ministerial, que en los gobiernos normales sesiona cada semana usualmente durante 4, 5 o más horas, se toman decisiones administrativas y políticas luego de un debate. Los temas a tratar son fijados previamente y comunicados a los ministros que los revisan y van a la sesión sabiendo qué se va a discutir.

En este caso, como es obvio, no se discute nada. Esas “sesiones descentralizadas” son solo actos de agitación política, donde Pedro Castillo y sus secuaces hacen propaganda a una asamblea constituyente, atacan a la oposición, echan la culpa de alguno de los escándalos del día que involucran al gobierno a sus adversarios, profieren denuestos contra la prensa, etc.

¿Cómo se maneja el Estado entonces? Habría un atisbo de esperanza si existiera en los ministerios e instituciones estatales una burocracia de carrera, honesta y competente, que funcionara en piloto automático. Pero, como es ampliamente sabido, eso no existe, salvo en algunas islas del aparato estatal.
Peor aún, lo poco de institucionalidad que había está siendo destruido sistemáticamente por la horda de militantes de los grupos izquierdistas que se han encaramado en el gobierno que, junto con amigos y parientes, van ocupando sistemáticamente los cargos públicos.

La característica común a esa turba es que son incompetentes y corruptos. No conocen la administración estatal, ni les interesa aprender. Van a saquear todo lo que pueden lo más rápidamente posible, como esos famélicos perros callejeros que encuentran un plato de comida y lo devoran hasta reventar porque intuyen que mañana y los siguientes días no van a probar alimentos (con el perdón de los perros callejeros por la comparación).

No hay tampoco otras instancias donde pueda discutirse y tomarse decisiones sobre los agobiantes problemas del Perú y los peruanos.

Cuando se revista la lista de visitantes a Palacio se encuentra a lobistas, corruptos, sujetos vinculados al Movadef y Fenate –fachadas del senderismo-, y parientes, paisanos y allegados que van en busca de negocios turbios. Por no hablar de las visitas no registradas y los nocturnos encuentros en la casa de Sarratea.

Por último, en el pronunciamiento emitido por altos jefes militares en retiro hace 10 días, ellos criticaban el mal empleo de los escasos recursos de las FF.AA. como helicópteros y aviones que, precisamente, están siendo desgastados inútilmente en esos “consejos descentralizados”, usados como si fueran los moto taxis de la pandilla trepada en el gobierno.

No cabe sino reiterar el llamado “a las Instituciones Nacionales que adopten las ‘decisiones y medidas correspondientes’, para cumplir de manera cabal y correcta con las obligaciones y deberes establecidos en nuestra Constitución”.

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