Descubriendo África

(Sudáfrica, Ciudad del Cabo).- Tras nueve días incomunicados recorriendo la sabana africana de Botsuana, 12 valientes latinoamericanos (11 peruanos y una costarricense), liderados por el reconocido fotógrafo peruano Arturo Bullard y dos expertos guías en safaris (Frank y Onkosi), nos atrevimos a vivir una experiencia distinta donde el concepto de lujo cambió las cinco estrellas de un hotel de alto estándar por un campamento en carpas móviles que se instaló tres veces a lo largo de la reserva natural de Chobe.
El concepto que nos propuso Bullard en esta ocasión fue totalmente experiencial, donde la cacería fotográfica de animales se convirtió en el mejor pretexto para encontrarnos con un África que nos era totalmente desconocida… Este descubrimiento diario que se iniciaba todos los días a las 5 de la madrugada, terminaba al final de la noche alrededor de la fogata, con un formidable cielo estrellado y una luna llena que acompañó algunas de nuestras noches.
Lo cierto es que descubrir ese casi perfecto ecosistema natural del mundo animal, donde depredadores cazan de noche y herbívoros se alimentan de día, donde el premio de la cacería no es desperdiciado por ninguna especie, donde cada uno de los animales cumple un rol protagónico en ese círculo virtuoso de la libertad animal, contrasta abrumadoramente con ese otro territorio dominado solo por seres humanos incapaces de guardar un mínimo de equilibrio, donde la cacería se convierte en depredación y donde el silencio, la calma y la acción se transforman en un modus operandi de destrucción anárquica.
Fueron nueve días importantes para los que vivimos este viaje, porque durante estos días sin señal en los celulares, los Chacales de Botsuana (Diego, Ernesto, Ivannia, Mafe, Gaby, Johana, Jimena, Jimmy, Ximena, Margarita y mi amada Ceci) volvimos a recomponer sistemas de escucha y reconocimiento del otro, volvimos a darle la importancia al ver, mirar, contemplar y admirar, desde el primer león, la primera jirafa, el primer elefante, el primer jabalí, el primer hipopótamo… En fin, una cifra ya innumerable de vistas con animales libres, sin cautiverio, que nos permitieron volver a mirar el mundo que habitamos de manera distinta. Y gracias a esa emoción que sentimos, nos comprometimos a continuar los viajes siempre conectados unos con otros. ¡A cumplir esa promesa, chacales!
Al finalizar esta experiencia de ensueño, me vienen a la cabeza dos frases. Una que Arturo siempre repite, cuando George Addair nos recuerda que “los sueños están al otro lado de los miedos”. Y nos reencontramos con esa esencia humana transformadora y creadora de nuevas realidades a partir de los sueños. Y otra que nos confesó nuestro guía Frank antes de ir a dormir y organizar la ruta del siguiente día: “De noche escucho los sonidos… De mañana leo las huellas… Y luego sigo mis instintos”.
Definitivamente, siempre hay un antes y un después de una experiencia de viaje con Arturo Bullard… Y el después siempre nos dibuja un mejor futuro que el ayer.

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