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Descansa, al fin, en paz, Poeta

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Fecha Publicación: 26/04/2025 - 20:00
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No lo conocí, no fui su amigo, no estoy entre quienes se solidarizaron para entregarle una cristiana sepultura, pero he leído conmovido cómo sus amigos hicieron lo imposible para así sea. El 6 de abril las redes sociales dieron la noticia: “Ha fallecido el tío Factos”. Efectivamente, Guillermo Gutiérrez Lymha, Poeta, ex miembro del Movimiento Kloaca en los ochenta, autor de “Infierno Iluminado” y librero personaje clave de la contracultura limeña, había muerto asediado por una profunda depresión, despedido de su último trabajo y de cara a la precariedad que en un país como el nuestro tienen como destino los poetas. Pero la noticia no terminaría allí: ante la ausencia de sus familiares, el cuerpo de Guillermo Gutiérrez Lymha sería arrojado a la fosa común. Entonces aparecieron: los poetas que en una conmovedora lección de amistad y de lucha contra la corriente, iniciaron una campaña para que les sea entregado el cadáver del otrora frontal crítico a esta sociedad deshumanizada que avanza hacia el abismo. Con avances y retrocesos en los trámites, con la aparición de un familiar para retirar al Poeta de la morgue, realizando colectas para darle una digna sepultura, las autoridades no entregaron los restos del poeta y en una respuesta que indignó a tirios y troyanos, alguien comunicó que el cuerpo de Guillermo Gutiérrez Lymha había sido arrojado a la fosa común. Los poetas conmovidos en lugar de deponer acciones por el más cruel de los agravios, levantaron la voz, empuñaron su palabra y lograron que se detenga el proceso para que al fin los restos de Guillermo Gutiérrez Lymha les sean entregados el día de mañana. Mary Soto, Rodolfo Ybarra, Edián Novoa y una larga lista de escritores hicieron de la tragedia el más bello de los homenajes en un momento cuando imaginábamos que la utopía no es posible. Han tenido que pasar veintidós días para que el poeta Guillermo Gutiérrez Lymha descanse al fin en paz, veintidós días de una brutal indolencia que nos ha vuelto a gritar que mientras los escritores no tengan acceso a un programa social que por lo menos garantice un sepelio en una tumba con nombres y apellidos, este país que vio morir a Vallejo perseguido y a Romualdo en la miseria, seguirá descomponiéndose porque no es posible caminar con instituciones sin corazón. Nadie merece la indiferencia del Estado, de sus representantes que no han aprendido que la memoria se escribe con actos que honren el legado de sus ciudadanos. Un poeta ha muerto, no merecía esta exposición. Guillermo Gutiérrez Lymha cerró los ojos, su historia, sin embargo, de nuevo empieza. Que lo sucedido con él nos emplace para entender que los poetas sino tenemos a los poetas, estamos verdaderamente solos. Descansa en paz, Guillermo Gutiérrez Lymha.

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