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Desarrollo amigable para el entorno

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Fecha Publicación: 11/09/2024 - 22:00
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La tecnología viene demostrando que puede desarrollar obras amigables con el medio ambiente, que además de crear o reformar áreas, ofrecen una solución inteligente para el reúso de desechos y la reducción de emisiones de CO2.
Hace 37 años, cuando por primera vez se conoció el concepto de sostenibilidad o desarrollo sustentable, gracias a la ex primera ministra noruega Gro Harlem Brundtland, el mundo cambió su historia ambiental. Hoy, este concepto es el referente para que las sociedades cuiden y protejan su entorno, ligado directamente al ámbito social y económico.
Estas medidas permiten la adaptación de proyectos a las necesidades de mitigación de los efectos del cambio climático. Una de las ciencias que apoya estos esfuerzos es la ingeniería sustentable, que mediante el uso eficiente de energía, recursos y materiales, gestiona adecuadamente los residuos y concentra tecnologías amigables con el planeta.
En el mundo, existen diversas obras que respetan estos lineamientos. Un ejemplo es el teleférico de Salève en Suiza, diseñado en 1932 en una cima ubicada a 1,379 m, desde donde se aprecian vistas panorámicas de Ginebra y el lago Lemán. El edificio ha pasado por varias remodelaciones a medida que evolucionaban el transporte y el teleférico. Hoy en día, esta obra protege más el medio ambiente, habiendo cambiado su forma de generar energía; ahora utiliza calderas de leña, paneles fotovoltaicos y un sistema de recuperación de agua de lluvia.
España, uno de los países líderes en edificios sostenibles –siendo el séptimo con más certificaciones LEED–, también cuenta con obras como la Estación Internacional de Canfranc, en Huesca, que a inicios de 2023 se convirtió en un hotel de lujo siguiendo los criterios de “passive house”. Este edificio cuenta con un superaislamiento de la fachada y ventanas, usa energía 100 % renovable, tiene proveedores locales y se centra en productos de kilómetro 0.
En Estados Unidos, destaca la Torre Mandrágora de Nueva York, con 737 metros de altura, 1,600 árboles y más de 83,000 m2 de plantas. Este proyecto busca absorber más dióxido de carbono del que emiten sus instalaciones. Las fuentes de energía son ecológicas: el viento y los rayos ultravioleta alimentan las turbinas y los paneles fotovoltaicos del edificio. Además, las plantas ayudan a reducir la emisión de CO2.
Las ciudades crecen y, con obras que respeten el entorno, es posible un desarrollo equilibrado de urbes inclusivas, donde se valore el patrimonio natural y cultural, además de contribuir a revitalizar el desarrollo económico.

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