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“Derechos humanos a la carta: quién merece lloros y quién silencio”

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Fecha Publicación: 29/09/2025 - 21:20
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La comunidad internacional condena unas guerras con voz de trueno y otras con un susurro. Gaza y Ucrania conmueven al planeta; Yemen, Sudán o Siria apenas existen en los titulares. Esa selectividad revela la verdadera tragedia: los derechos humanos convertidos en privilegio.
Hay que decirlo claro: el mundo no llora por todas las víctimas, sino por las que le convienen. Gobiernos, prensa y organismos internacionales solo encienden los reflectores donde la geopolítica lo permite. Esa es hoy la mayor herida de los derechos humanos: el doble rasero.
En Gaza, la devastación y las muertes conmueven a millones. La indignación global es enorme, y es justo que lo sea. Pero ¿dónde está esa misma furia frente a otras tragedias?
En Sudán, la guerra civil iniciada en 2023 ha dejado más de 40 000 muertos y ha provocado la peor crisis de desplazados del planeta. En Darfur, el cólera se ha llevado miles de vidas, pero los titulares son escasos.
En Yemen, los bombardeos recientes han sido letales, pero la mayoría muere por hambre y falta de atención médica. La reducción de ayuda internacional significa niños sin vacunas y madres que mueren en el parto.
En Siria, tras más de una década de guerra, hay medio millón de muertos y millones de refugiados. Aunque el conflicto haya salido de los grandes medios, los bombardeos continúan. La tragedia se ha vuelto “normal”.
Y en Ucrania, invadida por Rusia en 2022, la reacción global fue inmediata: sanciones, ayuda millonaria y cobertura diaria. Con más de 10 000 civiles muertos, la solidaridad fue contundente. Pero esa contundencia también muestra el contraste: cuando la sangre es europea, la ayuda fluye; cuando es africana o árabe, la respuesta es el silencio.
El caso palestino también sufre una doble traición: algunos regímenes árabes lo usan como comodín político. Financian a grupos armados, pero no ofrecen a los palestinos una salida digna. Prefieren mantenerlos como refugiados perpetuos, negándoles un futuro.
La credibilidad del sistema internacional no cae por sus enemigos, sino por su hipocresía. Mientras unos agresores son condenados con fuerza y otros apenas mencionados, los derechos humanos siguen siendo un discurso vacío.
El día que una vida en Gaza, Yemen, Siria, Sudán o Ucrania valga lo mismo, ese día la justicia habrá vencido a la política. Hasta entonces, la tiranía del doble rasero seguirá siendo la verdadera tragedia global.

Por Jorge Céliz Kuong

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