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Derecha: cambio de timón

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Fecha Publicación: 24/02/2022 - 22:30
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Si no fuera por unas pocas excepciones el liderazgo de las fuerzas democráticas es para llorar. Es triste ver cómo quienes han sido electos para defender la libertad y el bienestar económico que el marco constitucional ha permitido en los últimos 20 años no tienen más agenda que la propia, a veces turbia sino mezquina y diminuta. Esto es un terrible golpe para el sector civilizado del país que busca prosperar en paz con un mínimo de estabilidad. Ese sector reclama a gritos liderazgo que no existe en ninguno de aquellos candidatos que postuló a la presidencia en las últimas elecciones generales en que, precisamente por ello, ganó un improvisado impresentable que no sabe qué hacer con el país, a no ser colocar a gentuza de la peor ralea que no tiene otro mérito que pertenecer al terruño de Chota o a una cofradía de “maestros” ignorantes y recalcitrantes o, peor aún, a individuos prontuariados del partido que lo llevó al poder sin oficio ni beneficio.

Si esas elecciones generales se produjeran hoy yo no votaría por ninguno de ellos, es decir, de los tres que “representaban” al electorado mejor informado ajeno a la izquierda y a los caviares, brutos y langostas cada cual en ese orden. Keiko Fujimori ha demostrado que no puede ganar una elección con quien la pongan al frente y lo que debería hacer es retirarse de la política porque mientras ello no ocurra es un factor de distorsión que nos pondrá una y otra vez en la penosa situación de padecer a un incompetente, truhán o a un aventurero de la peor laya como presidente. Tiene que entender y cobrar conciencia que divide y no suma políticamente al sector democrático y libertario que rechaza a los caviares y la izquierda.

Hernando de Soto no nació para la política y su cabeza es una mazamorra que no tiene consistencia, un avión que no aterriza en ninguna parte. Y López Aliaga parece un hombre sin control mental, un desaforado con más ambición que talento para la política. Ante este marco desolador para la derecha han surgido por la gravedad de los hechos nuevos actores que hay que tomar en cuenta y cuyo crédito se ampara en sus actuaciones en estos primeros meses del vil gobierno de Pedro Castillo. En el Congreso destaca Patricia Chirinos, hija del brillante diputado y constitucionalista Enrique Chirinos Soto, y que ya brilla con luz propia. A ella se debe el coraje de haber puesto en los hechos el tema de la vacancia del incapaz Castillo en agenda, además de tener un liderazgo nato y popular de perfil ejecutivo que conecta muy bien con el hombre de a pie. En lo que se conoce como sociedad civil, el que más ha resaltado por su claridad y línea en defensa de los valores de la libertad y la democracia es el jurista Fernán Altuve, un joven abogado, historiador, hombre de letras y que vive de su trabajo. Como intelectual, Altuve no tiene competencia en la “rive gauche” que repite como papagayo consignas cada cual más estúpida porque así es la corrección política del pensamiento único.

Tanto Chirinos como Altuve son sangre fresca que puede hacer la diferencia en un electorado harto de las mismas caras o de los improvisados chambones incapaces de ganar una elección. Y como el tiempo pone las cosas en su sitio, también deja al descubierto la orfandad de los farsantes que pulularon como caras nuevas de la derecha en la última elección, pasando por “influencers” y otras especies con los que la derecha se entusiasmó pero que hoy exhiben solo un like por todo discurso. ¡Basta ya! El Perú necesita una renovación seria y completa de la derecha.

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