Deplorable espectáculo de ingobernabilidad…

Lo mínimo que podemos esperar los peruanos es que sus gobernantes y representantes en el Congreso, al igual que los entes que conforman el sistema de justicia, trabajen de manera coordinada para darle a la población, en el menor tiempo posible, prestaciones básicas a través de los servicios públicos para hacer la vida social más llevadera y que los usuarios vean y sientan que los grandes obstáculos que tienen que sortear para ejecutar sus proyectos de vida, tengan al menos signos de atenuación en costo y tiempo al igual que en salud física y emocional.
Lo que viene ocurriendo entre el Ministerio de Transportes y Comunicaciones con la Municipalidad Metropolitana de Lima es más que deleznable. No se entiende la razón por la cual, una obra como la prolongación de la vía expresa hasta la Panamericana Sur, paralizada por muchas décadas, con los terrenos asignados en su trazo originario, invadidos y sin interés de sucesivas autoridades demasiado venales para su ejecución, luego de la acción del municipio metropolitano que liberó las vías en tiempo récord, la afirmación y pavimentación con un avance extraordinario que podría culminarse este año para que el siguiente la población cuente con una prolongación vial que nos saque de esta asfixia urbana en horas punta de tránsito, ahora, sea objeto de cuestionamientos técnicos y burocráticos por el MTC con la imposición de multas por cientos de millones de soles.
Todos sabemos que los trámites burocráticos en donde la corrupción campea a su antojo retardando la ejecución de toda obra pública y los estudios técnicos que nada tienen de técnicos porque son la fuente de sobrecostos que se cubren por innumerables adendas por las deficiencias que presentan, no pueden ser invocados para paralizar una obra de gran interés social porque lo más lógico era que las autoridades de uno y otro lado se reúnan y busquen flexibilizaciones razonables para que la población cuente con una nueva obra ejecutada en tiempo récord y, esperamos, con alta calidad.
Pero siempre la cabra tira al monte, en vez de unir esfuerzos, el gobierno central genera un boicot con máscara de legalidad cuyo marco ha provocado un mar de frustraciones sociales por centenas de obras públicas paralizadas.
Lo mismo ocurre con el tren de Porky, que se encuentra en perfecto estado según los técnicos del MTC y que, según el concesionario del Ferrocarril Central, puede transitar por rieles en perfectas condiciones de mantenimiento y resistencia y que no existe problema con la altura de locomotoras y vagones porque hasta son más bajos que las del Ferrocarril Central. En vez de una ejecución progresiva hasta el proyecto final para que los usuarios puedan ir utilizando el servicio, ahora el MTC quiere una superestructura olvidando la desgracia de los “chosicanos”.
Olvidamos que tardamos veinte años para construir un nuevo aeropuerto cuyo terminal final no está concluido al cien por ciento…

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