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Democracia y transparencia

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Fecha Publicación: 11/01/2025 - 20:50
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En el mundo contemporáneo, la transparencia es una herramienta fundamental. Es una obligación esencial del Estado incorporar mecanismos en cada uno de sus procesos de gestión a fin de facilitar el acceso eficiente a servicios públicos de calidad. En este propósito, el involucramiento de la ciudadanía debe estar garantizado. Pero, ¿qué tan interesado está el ciudadano en ejercer su rol vigilante del cumplimiento de los deberes del Estado?
La transparencia tiene que ver con la conducta funcional y con la plena conciencia del rol de vigilancia ciudadana. Es decir, implica que los funcionarios cumplan con un perfil ético y moral, pero también que los ciudadanos se informen de los mecanismos de rendición de cuentas, pero, sobre todo, que quieran participar de ellos.
Lamentablemente, la formación cívica de nuestras responsabilidades ciudadanas no es parte de la educación en los colegios. La Constitución reconoce el derecho de los ciudadanos a participar en los asuntos públicos, pero no somos conscientes de la importancia de este derecho. La transparencia fortalece la democracia, es transversal a todas las políticas públicas, promueve instituciones más confiables y eficientes.
La Carta Democrática Interamericana señala a la transparencia como componente fundamental de la democracia, junto con la probidad y la responsabilidad de los gobiernos en la gestión pública. La confianza ciudadana exige un mínimo de involucramiento, de conocer las funciones de las instituciones de tal manera que la ciudadanía pueda formar su propia opinión crítica, pero, sobre todo, que pueda desplegar su rol fiscalizador.
Las instituciones deben facilitar los medios a los ciudadanos para acceder a la información requerida. Un Estado democrático de derecho promueve el conocimiento, la información y la evaluación ciudadana de la administración estatal que involucra la gestión de los recursos públicos, la elaboración y aplicación de las leyes, entre otros.
La transparencia no solo es dar cuenta de las acciones, sino que implica asumir las consecuencias de la falta de ella. Siendo un principio constitucional, exige la apertura máxima del Estado a los ciudadanos, es decir, la máxima divulgación. Cuando el ciudadano solicite información pública por los medios legales establecidos, esta debe darse de manera total y completa, de forma oportuna y precisa.
Finalmente, no podemos dejar de mencionar la evidente relación entre el deber de transparencia y la libertad de información. Aquí, la prensa y los medios de comunicación juegan un importante rol al cuestionar la labor del Estado. Incluso los actos políticos deben ser mirados bajo la lupa del deber de transparencia, exigiendo a las autoridades evidenciar sus decisiones y actos funcionales por todos los medios posibles.
Es muy importante no solo la acción, sino el modo y la forma en que las autoridades desempeñan sus funciones, siendo una manera de prevenir posibles situaciones de corrupción.

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