Delincuencia venezolana es la más violenta de América Latina

Venezuela es el país más peligroso de toda Latinoamérica y no se le recomienda a ningún turista visitarlo. En los años noventa, se sabía que en Venezuela te mataban por un par de zapatillas de marca. Estos niveles de violencia, que alcanzaron su auge y continuidad desde 1989, son los que impulsaron el largo viaje de millones de migrantes venezolanos a Perú. Junto a ellos, migraron también miles y miles de delincuentes menores y organizaciones criminales. Hemos abierto las puertas de nuestra patria a una violenta migración y a una generación criada en el asistencialismo. Somos culpables por haber cometido tal error en contra de nuestro país.
En el 2018, cuando más de siete millones de venezolanos escaparon de la miseria de su país, Venezuela se posicionaba con una alarmante cifra de 23,047 homicidios, como el país más peligroso de Latinoamérica. Ese mismo año, el Perú tenía 2,554 homicidios. Dos años antes, en el 2016, Caracas era la ciudad más peligrosa del mundo. Por otro lado, esto es importante, más de 7,600 de estos homicidios en Venezuela han sido cometidos por el gobierno socialista, maquillado con la excusa de “resistencia a la autoridad”.
El estado más violento de la peligrosa Venezuela es Aragua. Es bueno saber que el nombre de la organización criminal venezolana que ha amenazado y afectado la vida de mis compatriotas, “Tren de Aragua”, viene precisamente de donde salen los delincuentes. En Venezuela, queridos lectores, ahora se mata por comida, ya no por un celular de alta gama o el dinero que acaban de retirar del banco, porque el dinero en Venezuela no vale nada y los celulares caros no existen porque no hay dinero para comprarlos. En los últimos cinco años, la violencia y la delincuencia se han trasladado a la zona rural, y están armados para robar lo que el campo produce.
La mayoría de las sociedades han sido educadas para que el acto de quitar la vida a una persona sea la última opción, sólo como defensa. No es lo mismo ir preso por matar que por robar, pero esto, en la mente de los avezados delincuentes venezolanos, no es un limitante ni un problema. Los delincuentes venezolanos están acostumbrados a matar muy rápidamente, sin miedo al castigo y sin límites. Esto es lo que hemos permitido que ingrese a nuestra patria.
Lo que vivimos en la actualidad es sólo responsabilidad nuestra, el país ha fallado. La migración es algo inevitable; si la enorme bondad de nuestra patria alcanza para llenar de oportunidades a todos, así será, pero con las reglas claras y protegiendo a nuestra gente, nuestra economía y seguridad. Hoy, siete años después de ese éxodo que inundó nuestro país de terrorismo migratorio, ha llegado el momento de cambiar el país. Será un camino largo, pero firme.

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