Del realismo a lo onírico de Gimena Vartu

Gimena Vartu es escritora. Escribe poesía, escribe obras de teatro; escribe sin el límite al que nos han acostumbrado las etiquetas de «novelista», «poeta», «cuentista» o «dramaturgo». No tiene esas barreras, como varios otros escritores y escritoras de su generación. La interesante editorial cartonera, Dendro editorial le ha publicado «Fábula de cuerpos calientes», su primer libro de relatos. Compuesto por siete historias, parecieran que nos encontramos ante anécdotas de chicos, aventuras juveniles o escolares. Nada más lejano.

El primer cuento, que le da nombre al conjunto, narra la historia de una joven escolar que apenas puede resistir el deseo que le provoca su maestra. Esta, en cambio, ignora su interés y, más aún, es implacable ante las faltas de su joven alumna. La historia es entretenida. El tema del deseo amplifica la intriga, cosa que también será un eje importante en el segundo relato. Ambas historias presentan giros argumentativos inesperados en la parte final. Técnicos, sin duda, pero sobre todo emocionales.

La aventura sorprendente o entretenida de la acción narrativa cede el protagonismo a lo que los personajes sienten y convierten al lector en un cómplice sentimental de la experiencia del protagonista. Ya no es un mero espectador. Esta forma de mover el centro de la narración, de un punto a otro, de lo concreto a lo abstracto, de lo realista a lo simbólico, es propio de los sueños.

Vinculación que se evidencia a medida leemos los demás relatos de «Fábula de cuerpos calientes». El deseo, por supuesto que es un elemento importante, pero también la relación con la maternidad, los hijos, las inseguridades sexuales, la necesidad de ser escuchado, el resentimiento hacia el padre. Todos estos temas son centrales desde la perspectiva sicoanalítica y se descubren, también, en los cuentos de Gimena Vartu.

En ese sentido, lo más interesante del libro son esos espacios grises, el tránsito de lo simbólico a lo inexplicable, es decir, a esa extraña sensación de no saber qué es lo que pasa, pero que debemos continuar.