¿Defensor de quién?

Las recientes declaraciones del “Defensor” del Pueblo, Josué Gutiérrez, apoyando de manera sesgada el brutal fraude cometido por el tirano Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales de Venezuela, han puesto en evidencia lo que ocurre cuando una coalición corrupta y sin principios elige en el Congreso, para un cargo de esa naturaleza, al abogado de un delincuente hoy prófugo de la justicia.

Esa misma coalición, integrada por Alianza para el Progreso, Fuerza Popular, Perú Libre y Avanza País, se ha especializado en colocar en altos puestos públicos a personajes sumamente cuestionados: Soto, quien acaba de dejar la presidencia del Congreso, llegó acompañado por un sinnúmero de denuncias penales; y Eduardo Salhuana, estrechamente vinculado a la minería ilegal, con varios autoacusatorios proyectos de ley sobre la materia.

Gutiérrez, quien ahora pretende tamizar sus declaraciones en favor del tirano venezolano, jamás debió ser elegido defensor del pueblo: no exhibía mérito alguno para llegar a ese cargo y, en cambio, fue el cuestionado defensor de Vladimir Cerrón, condenado en el Poder Judicial por corrupción.

Su designación ha sido fruto de un oscuro contubernio que no tomó en cuenta que Gutiérrez, asesor de Perú Libre en el Congreso, tenía dos denuncias penales por peculado, estafa y apropiación ilícita.

Es cierto que era indispensable salir de la corrupta mafia caviar enquistada en la Defensoría del Pueblo desde sus inicios, con toda la manipulación y distorsión política que esta situación ha significado y el grave daño sufrido por nuestro país.

Pero no al costo de elegir a un personaje francamente impresentable que refleja finalmente el nivel ético de quienes lo designaron y que, como buen extremista, en lugar de apoyar a los hermanos de Venezuela en su lucha contra la dictadura, agacha la cerviz ante el tirano como lo vienen haciendo otros rojos perulibristas intentando desesperadamente validar a Maduro.

La degradación de la política en el Perú ha llegado a tal extremo que la propia presidenta de la República, Dina Boluarte, además de las denuncias que ya le ha formulado el fiscal de la Nación por cohecho pasivo (coima) y los muertos por represión policial, arrastra la pesada carga de su estrecha vinculación con el propio Cerrón que sin duda influye en la ineficiencia policial para capturarlo.

¿A quién realmente defiende Gutiérrez? No cabe duda que a sus posturas de extrema izquierda, curiosamente anticaviares, pero que tienen un mismo origen: la ética invertida del marxismo que acompaña siempre a quienes llegan al poder bajo esa bandera ideológica.

(*) Presidente de Perú Acción; Presidente del Consejo por la Paz

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