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Defender la Constitución del 93

Fecha Publicación: 04/11/2019 - 22:00
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Una Constitución no es solo la norma jurídica de mayor jerarquía de un país, sino que precisamente por tal supremacía y por no ser fácilmente modificable, ella recoge lo más importante de los valores a los que adhiere el elemento humano de toda sociedad políticamente organizada. Es así que la doctrina identifica tres elementos esenciales como contenido de una Constitución: los derechos fundamentales de la persona; la organización del Estado mismo, con la atribución de las distintas competencias y funciones a sus poderes y órganos más importantes; así como los mecanismos procesales para hacer efectivos los dos elementos esenciales mencionados y el respeto a la preeminencia de la propia Carta Fundamental.

La Constitución vigente reconoce principios y valores que están insertos en la conciencia colectiva peruana, y que nos definen como pro vida y pro familia, como un pueblo creyente pero también respetuoso de la libertad de conciencia y de la iniciativa y el esfuerzo privados en un contexto de economía social de mercado, a los que hay que defender frente a un Estado que, de modo diríamos natural, tiende a avanzar y avanzar en tanto no sea limitado. También adhieren los peruanos a valores democráticos como que el poder emana del pueblo y se asigna a las personas que han de ejercerlo mediante elecciones libres y periódicas, en las que las organizaciones políticas son base fundamental del sistema. Como resultado de la arbitraria e inconstitucional decisión del jefe de gobierno, M. Vizcarra, de impedir por la fuerza que el Congreso de la República elegido en abril de 2016 siga funcionando, y de convocar a elecciones congresales para el 26 de enero de 2020, el Perú se encuentra hoy en un período electoral para elegir nuevos congresistas que a lo más ejercerán como tales 17 meses, si es que no son víctimas de nueva arbitrariedad por parte del caprichoso gobernante de facto.

A fin de no caer en el error en que cayó la oposición de un país hermano como Venezuela, hoy completamente arruinado y su pueblo en diáspora, que decidió no participar en elecciones convocadas por el régimen, el fujimorismo no puede dejar de participar en este proceso electoral, ni de impedir que la receta “chavista - pensamiento Vizcarra” logre su cometido de apoderarse del Congreso de la República y de su poder constituyente para, pervirtiéndolo, destruir el orden constitucional vigente y los valores que ella encarna. Como en los noventa toca a los peruanos salvaguardar el futuro del país.