¡Decídanse fiscales: investiguen el fraude electoral!
Aunque alegue ser constitucionalmente democrático, nuestro país es sumamente irresponsable. Mantiene en su altísima jerarquía burocrática –nada menos que en la presidencia de su Jurado de Elecciones– a un sujeto sospechoso de dolo. Aparte de ser comunista, doctrina que repudia precisamente las elecciones libres; y fuera de haber ejercido las veces de defensor de terroristas sanguinarios, que también rechazan la libertad. Más grave aún, si este individuo aparentemente habría atentado contra la pureza de los comicios del 2021, lo que no fue corroborado porque se opuso el propio presidente del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), individuo infame apellidado Salas Arenas que, además, es vocal de la Corte Suprema.
Repetimos, amable lector, el Perú se sometió –y sigue agonizando sometido– a semejante humillación, permitiendo el quebranto de su Constitución y sus leyes, revelándose el impactante nivel de inmoralidad y cobardía que embarga a su Estado por culpa de gente impresentable instalada en el ápice de su poder.
Ocurre que Jorge Salas Arenas –presidente del JNE– pese a las imputaciones de fraude motivadas por su desparpajo, tras negarse a cotejar decenas de miles de firmas falsas presentadas como pruebas por partidos democráticos, representados por un numeroso grupo de peruanos cabales liderados por la correcta política Lourdes Flores, indignados por la infame negativa de Salas Arenas para confrontar las centenas de miles de actas fraguadas, descubiertas por ciudadanos enfadados, que pusieron a disposición del JNE para contrastarlas con las correspondientes del padrón de Reniec. No obstante, Salas Arenas se negó sin argumento alguno, aunque con la estereotipada prepotencia de todo comunista. Por cierto, en esos manipulados comicios resultó elegido un camarada de Salas Arenas, llamado Pedro Castillo.
Pero el mundo da vueltas. Recientemente, el legislador Jorge Montoya –de la bancada Honor y Democracia– anunció que presentará al Ministerio Público un informe citando las irregularidades perpetradas por Salas Arenas en las elecciones de 2021. Pero ocurrieron muchas más anomalías en diversas partes del proceso. Desde aceptar la incompleta plancha presidencial de Castillo, atentatoria contra las bases del JNE por falta de un postulante para la primera vicepresidencia; hasta validar que postule a la segunda vicepresidencia Dina Boluarte, por entonces funcionaria de Reniec, condición prohibida por ley. Ahí empieza el manejo vetado del JNE para favorecer al comunismo.
EXPRESO, hizo de conocimiento público las declaraciones del colaborador eficaz Salatiel Marrufo, quien declaró al Ministerio Público que, en días posteriores a la primera vuelta, la por entonces candidata a vicepresidente Dina Boluarte ordenó a sus allegados “‘arreglar’ con el JNE para perjudicar a Keiko”. El mismo congresista Montoya declara que en esos días, amigos de Castillo denunciaron un presunto fraude electoral convirtiéndose en colaboradores eficaces. “La Fiscalía debió haber tomado el caso de oficio, pero evitó investigar”, denuncia Montoya, expresidente de la Comisión Investigadora de las Elecciones Generales 2021, cuyo informe final lo presentó a la entonces presidente del Parlamento, María del Carmen Alva.
Nuevamente, la Fiscalía de los gorritis, velabarbas, pérezgomes y otras lacras antidemocráticas, aparece envuelta en otro gravísimo delito. ¿El fiscal Villena se atreverá a investigarlo?
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