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De ratonero a basurero, ahora el huevo

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Fecha Publicación: 04/08/2024 - 20:40
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El desánimo que se ha instaló en la afición peruana luego de la malísima actuación en la Copa América no creo que sea fácilmente superado, pese a que debemos reconocer y aplaudir a la hinchada que hizo todo para estar allí junto a nuestra selección, la que mostró tantas falencias y errores que bien podríamos pensar que peor no pudo ser nuestra presentación en los Estados Unidos.

Lo que no podíamos advertir jamás es que el técnico Fossati se pusiera a la altura de los más deslenguados, echando mano a una serie de términos que no solo lo dejan muy mal parado, sino traducen su falta de calidad para asumir el rol de responsable de un grupo humano, mostrando precario nivel de un profesional cuajado, muy bien remunerado y que se sabría respetar, pero que no se valora, al echar mano a términos despectivos como aquel reciente “que le llega al huevo”.

¡¡¡Para un tipo así solo le queda el callejón!!!

Algo parecido había ocurrido años atrás cuando el profesor Markarián, muy zarandeado por parte de la prensa nacional, al momento que se buscaba un chivo expiatorio y el porqué le iba a tan mal a la selección, reventó en una conferencia de prensa, enrojecido y con presión arterial 20/10, convencido que había una campaña personal contra él, lanzando términos fuera de contexto, el insigne “ratoneo”.

Fossati ha sobrepasado sin embargo todo límite permitido frente al periodismo que siempre fue consentidor, que nunca le dijo cosas subidas de tono o irrespetuosas y que más allá de discrepar con sus sistemas y sus convocatorias, con su insistencia irritante en ciertos jugadores, cada enfoque de prensa formó parte de su propia labor.

Pensar que Fossati deje la conducción del seleccionado nacional por su pésimo rendimiento y trato infeliz al perder los papeles como si él fuera un profesional inexperto y vacilante, es un imposible porque sería un plan suicida de esta federación sin brújula. Pero que sí merecería adjudicarle beca en algún correccional o en un sanatorio.

Estamos frente a una situación muy difícil y seguramente que no tendrá escenarios diferentes hasta el reinicio de las eliminatorias, porque un mayor número de jugadores seleccionables nos parece que no hay, y en ese contexto será muy difícil revertir la carencia que dejó Juan Reynoso, otro que dinamitó con sus marchas y contramarchas lo mucho que se había madurado con Ricardo Gareca.

Sin embargo, creemos que el tema no se circunscribe a jugadores. Es acaso una preocupante evaluación del propio entrenador que no termina por admitir que no se ha avanzado nada en los últimos meses y que para buscar nuevos horizontes no parece tener la receta.

Hacer camino al andar, es decir, ganando cada partido y alcanzar lo que siempre le fue esquivo, goles y triunfos, tener en buen castellano, resultados positivos, es un imposible.

Fossati ha sido tan blandengue en sus explicaciones sobre el porqué del fracaso. Hasta tuvo la frescura de enojarse cuando se le hizo precisiones puntuales. Nuestro futuro es absolutamente crítico.

Es decir, todo lo que se logró se ha visto pulverizado, admitamos que habíamos recuperado una porción muy sugerente de la autoestima del jugador. Estábamos unidos y aún con derrotas seguíamos adelante. Revertir este momento solo depende de cómo encaramos el día a día.

Hoy miramos adelante y no tenemos qué ofrecer. Esperar hasta setiembre parece una eternidad porque, en tanto, viviremos en medio de lamentaciones, cifras y recuerdos de una campaña detestable en los Estados Unidos.

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