De marinera y primavera

Y Trujillo no esperó. Le contaron que en Lima nuestra Crónica anterior Trujillo espera, se hizo pólvora y corrió como corrieron los que con el cuento salieron corriendo a comprar el Expreso. Para Luci Flores que desde lejos puso el encargo el paquete que le despacharon con veinte ejemplares llegó.

Y la California de allá arriba y la de acá se juntaron con el recuerdo del recuerdo de Marianela Marrese de Monteroso y su alegría del mediodía en el Pasaje San Agustín vuelto punto de encuentro en el mero centro con el buen acento de Nando Salaverry papá de Ushi que con su brillo y foto la Crónica abrió.

Para que en esta de hoy pueda decir al día estoy  después de la primera siempre viene  la segunda. Trae ese aire de coronas de marinera y primavera que cuando a Trujillo llegan traen esa fiesta que es fiesta, lo dijimos, en la tienda y la trastienda.

Aire de coronas que se mantienen con ese lustre que tienen en el poder que las contiene. Carolina Acuña la llevó reinando en Primavera. Puchi Cisneros y Marigill Santa María en la Marinera. Lili Tapia es corona de toda una era que brilla en marinera y primavera. Una era de primera. Las hermanas Clarke Cabada la tienen en la permanencia de una esencia que tiene mucha presencia. La de Coca Lucena lleva luz y canela, brillo y candela.

Todo un juego de tronos con vanguardia retaguardia y el prestigio que hace guardia. Tronos patronos que permanecen como merecen donde pertenecen y se baila y canta esa buena marinera con la gracia que tienen quienes se mecen en la hamaca tendida de aquí para allá. Aguita de mi sausal.

Corre tiempo con el color y el valor del tiempo y sin buscar ni preguntar volveré a encontrar en ese desorden mi desorden de nunca acabar los sobres con los nombres y sobrenombres los timbres con facilidad de mimbre en enero y setiembre con esos fulgores que entregan el premio de los olores los sabores y ese encanto que algunas veces canto repitiendo las historias de las victorias y sus glorias en las largas y disfrutadas trayectorias con los vientos frescos del poniente los lujosos brillos del levante y ese tono de buen tono que lleva siempre palante.

Trujillo tiene buen talante.

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