De maravilla a pesadilla
Nuestra maravilla arqueológica nos puso nuevamente en boca de todo el mundo. No por un nuevo descubrimiento, no por ganar algún galardón, sino por las tristes imágenes que recorrieron todos los medios de comunicación de miles de turistas secuestrados. Sí, señores, hay que decirlo así, y las personas que bloquearon las vías de acceso a Machu Picchu deben ser acusadas y condenadas por secuestro. Desgraciadamente, seguro que no pasará nada porque los últimos gobiernos han permitido que las protestas se vuelvan algo habitual en el Perú, y el Estado, que tiene el monopolio del uso de la fuerza y la obligación de imponer el orden, no hace nada.
Esta inacción ha hecho que el turismo, uno de los principales motores de desarrollo para el país y sobre todo para los emprendedores, no se recupere desde la pandemia gracias a las constantes protestas, ya que cada vez que hay una protesta violenta, los países del mundo emiten alertas a sus compatriotas para que no viajen al Perú por ser un destino peligroso. Como ejemplo, en el 2019 al Perú llegaban más de 4 millones de turistas; el año pasado llegaron únicamente 3.5 millones. Perder la calidad de maravilla del mundo podría hacer que esa cifra caiga aún más.
Las protestas en Machu Picchu han causado pérdidas de más de 50 millones de soles, pero ya lo hemos dicho varias veces: más allá del número macroeconómico, perder 500 soles en una semana puede hacer la diferencia entre que un emprendedor pueda o no pagar el colegio de sus hijos ese mes. Y mientras eso sucede, siempre tenemos a las autoridades locales saliendo a gritar que todo es culpa del centralismo y del gobierno central. Salen para decir que las protestas son justificadas, que los pobladores salen porque viven en el abandono y no tienen desarrollo, no tienen colegios, hospitales ni obras públicas que generen desarrollo.
Por supuesto que es muy fácil echarles la culpa a otros, pero la realidad es que el gobierno regional del Cusco y los 3 municipios afectados han recibido en los últimos 20 años más de 60 mil millones de soles de canon minero, y son ellos, las autoridades que hoy reclaman, los que no han hecho nada.
Analicemos: las protestas en Machu Picchu son ocasionadas por la ambición, la avaricia y la corrupción. Autoridades que se coluden de manera abierta o solapada con emprendedores, para mantener o generar nuevos monopolios de poder. Donde estos últimos puedan hacer lo que les da la gana con los turistas y forzarlos, con el cuento de “no hay entradas”, a consumir más en los locales que ellos manejan en Aguas Calientes.
La realidad real es que este problema lo encontramos en todo el Perú, y no solo con nuestras maravillas arqueológicas, sino en todos los sectores económicos que deberían ser el motor de desarrollo y generación de riqueza para todos los peruanos.
Los peruanos estamos cansados de alcaldes, gobernadores, congresistas, jueces, ministros y presidentes que solo ven en la función pública una manera de enriquecerse y favorecer a sus amigos. Es por eso que el grito de “¡que se vayan todos!” es cada vez más fuerte en todos los rincones del Perú.
Mira más contenidos en Facebook, X, Instagram, LinkedIn, YouTube, TikTok y en nuestros canales de difusión de WhatsApp y de Telegram para recibir las noticias del momento.