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De la Solidaridad a la Caridad, y ambas a la Responsabilidad Social

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Fecha Publicación: 15/12/2023 - 21:30
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Contamos con términos muy similares pero distintos que utilizamos con frecuencia por lo que, en esta ocasión, haremos una toma legal de la solidaridad, la caridad y la responsabilidad social.

La solidaridad, unión de la humanidad en toda su diversidad, es el susurro que nos recuerda que, a pesar de nuestras diferencias, compartimos un destino común. La Encíclica “Fratelli Tutti” (Papa Francisco, 2020) destaca este principio, llamando a una solidaridad más amplia y global, subrayando que somos todos hermanos, sin importar nuestras fronteras o creencias. Este compromiso constante con el bienestar del prójimo se explora en la obra “La División del Trabajo Social” (Durkheim, 1893), reconociendo la interdependencia y abordando desigualdades e injusticias sociales.

La caridad, por otro lado, se manifiesta en acciones específicas de amor desinteresado hacia los demás, asociadas con actos filantrópicos y donaciones altruistas. La encíclica “Deus Caritas Est” (Papa Benedicto XVI, 2005) explora la caridad como expresión suprema del amor divino, y destaca que va más allá de gestos superficiales buscando transformar condiciones que generan sufrimiento. Santo Tomás de Aquino abordó la caridad como virtud teologal, subrayando su conexión con la fe y la esperanza.

En términos de responsabilidad social, esta se presenta como una dimensión más amplia que abarca tanto a individuos como a instituciones. No se limita a la caridad ocasional ni a la solidaridad interpersonal, sino que aborda la manera en que organizaciones y comunidades gestionan sus impactos en la sociedad. Encíclicas como “Centesimus Annus” (San Juan Pablo II, 2001) y autores como Milton Friedman exploran el papel de las instituciones en la promoción del bien común, reconociendo la “deuda” que las entidades tienen con la sociedad, más allá de la generación de ingresos.

Estos términos tienen objetivos comunes, pero sus enfoques difieren. Mientras la solidaridad y la caridad son impulsadas por la empatía y la conexión personal, la responsabilidad social aborda sistemas más amplios y estructuras institucionales. Todos comparten la raíz de la compasión y la preocupación por el bienestar del prójimo. La encíclica “Laborem Exercens” (San Juan Pablo II, 1981) aborda la solidaridad en el ámbito laboral, destacando estructuras justas y equitativas que fomenten la dignidad humana.

En resumen, la solidaridad conecta, la caridad impulsa a nivel individual, y la responsabilidad social influye en los sistemas que dan forma a nuestras vidas. Nuestro objetivo es un mundo más justo y equitativo en beneficio de todos.

Abogado, docente universitario, consultor legal

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