¿De dónde sale tanto dinero, Maduro?
Según la funcionaria estadounidense Pam Bondi, el Gobierno de Donald Trump habría confiscado más de US$ 700 millones en activos vinculados a Nicolás Maduro: dos aviones, mansiones en República Dominicana y Florida, una granja de caballos, nueve vehículos, joyas y efectivo. Washington, además, elevó a US$ 50 millones la recompensa por información que conduzca a su captura y lo señala como cabecilla del llamado “Cartel de los Soles”, presunta organización criminal de alcance internacional. Desde Caracas, la respuesta fue sarcasmo: “show barato”, dijo Delcy Rodríguez; Diosdado Cabello desestimó todo. En la orilla opuesta, María Corina Machado saludó la ofensiva. Ruido político, sí, pero la pregunta central sigue intacta.
¿De dónde sale tanto dinero? ¿Se sacó Nicolás Maduro la lotería… o el premio mayor? ¿O es, como sospechan millones de venezolanos, la riqueza que no llega a hospitales, escuelas ni salarios, convertida en aviones, mansiones y joyas? La ironía no sustituye la rendición de cuentas. Cuando el salario mínimo no cubre una canasta básica y el éxodo supera los récords regionales, el lujo exhibido en incautaciones —si se confirman— resulta moralmente obsceno.
Conviene recordar lo elemental: este periódico defiende la presunción de inocencia. Pero la presunción no es patente de corso para la opacidad. Si una funcionaria de alto rango anuncia incautaciones por US$ 700 millones y el entorno del señalado responde con chanzas, el mundo percibe una admisión tácita: no hay explicación plausible a la vista. La única salida digna para el régimen sería transparentar el origen de los fondos: declaraciones juradas, contratos, beneficiarios finales, soportes bancarios. Una auditoría patrimonial independiente, con veeduría internacional, despejaría dudas razonables.
La región tampoco puede mirar a un costado. Las redes que EE. UU. denuncia —tráfico de oro, contrabando de combustible, lavado— salpican a países vecinos. Urge cooperación judicial y financiera para seguir la ruta del dinero: fortalecer unidades de inteligencia financiera, exigir beneficiarios finales en registros societarios y cortar circuitos ilícitos que financian aparatos políticos y paraestatales.
A los medios nos corresponde no tragar encuestas ni relatos oficiales sin exigir papeles. A los gobiernos, no usar el expediente venezolano como arma retórica mientras toleran en casa los mismos vicios. Y al chavismo, abandonar el refugio del chiste fácil: si todo es “show”, muestre las cuentas.
Porque, al final, la cuestión no es ideológica: es contable. Muestre los papeles. Si Maduro posee medios legítimos para justificar esos activos, que los exhiba. Si no, que asuma las consecuencias legales fuera y dentro de Venezuela. Hasta entonces, la pregunta seguirá mordiéndole los talones como un estribillo incómodo: ¿de dónde saca tanto dinero Nicolás Maduro? Ni la lotería ni una herencia fantasmal alcanzan para tapar un boquete de setecientos millones, y mientras no haya respuestas, las incautaciones continuarán… y el sufrimiento de los venezolanos también.
Mira más contenidos en Facebook, X, Instagram, LinkedIn, YouTube, TikTok y en nuestros canales de difusión de WhatsApp y de Telegram para recibir las noticias del momento.