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¡A dar la batalla!

Fecha Publicación: 21/10/2019 - 22:00
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El impulso que da el título a este artículo me hizo recordar, simplificándolo, al politólogo alemán Carl Schmitt en su propuesta de que en lo político se ha de distinguir entre el amigo y el enemigo, sin que ello signifique reducir las cosas a la enemistad. Se trata más bien del reconocimiento de un nosotros frente a aquello que son los otros.

Participar en las elecciones convocadas por el mandatario de facto no es modo alguno legitimar el golpe perpetrado contra el Congreso, ya que éste implica una continuada violación del orden constitucional y puesta en grave riesgo de la estabilidad y prosperidad del país.

Confiado en que, por la fuerza, no existe el contrapeso del Poder Legislativo, llamado a fiscalizar la moralidad y eficiencia del gasto público que realiza el Poder Ejecutivo, éste ya comenzó a dilapidar los fondos públicos con exoneraciones tributarias y asignaciones mil millonarias a los gobiernos subnacionales, pese a que tanto ellos como el gobierno nacional, faltando dos meses para finalizar del año fiscal, han ejecutado apenas un tercio de sus presupuestos de inversión.

Es indudable que tan impúdica inyección de dinero, tiene que ver con las elecciones de enero del 2020. M. Vizcarra tiene puesto en ellas lograr permanecer en el poder indefinidamente, para así librarse de las más de cuatro decenas de investigaciones fiscales por graves actos de corrupción que tiene.

Para ello está asociado a quienes hicieron presidente a un nefasto y de seguro corrupto Toledo (sus adquisiciones inmobiliarias en Perú por cinco millones de dólares prueban su dolo, sin necesidad de delación o corroboración adicional alguna). Se suma la izquierda, en su conocida táctica oportunista.

El objetivo de esta entente golpista, es traerse abajo la Constitución Política de 1993, la tercera más longeva en la historia republicana, pues en ella están plasmadas las libertades personales, comenzando por el derecho a la vida desde la concepción y la protección a la familia, las reglas de una economía social de mercado, pasando por un conjunto de libertades políticas, económicas y sociales, todo ello, contrario al totalitarismo estatista de partido único, de un Estado opresor y omnipotente representado por una burocracia ineficiente, privilegiada y corrupta. Esa receta la hemos ya visto en el siglo pasado y la seguimos viendo en el presente.

El Fujimorismo, representado por Fuerza Popular, ya optó decidiendo con coraje dar la batalla. Es la batalla que junto a los amigos del sistema, que no es perfecto pero sí inmensamente mejor, dará contra los enemigos de éste, los antisistema.