DANSA: La gran fiesta de Erasmo Wong

La semana pasada viví una experiencia que permanecerá en mi memoria y vale la pena compartir: asistir a DANSA, el espectáculo que cobra vida todos los jueves, viernes y sábados en el renovado Alhambra de la avenida Rivera Navarrete, en Lince. Detrás de esta propuesta cultural está Erasmo Wong, quien ha logrado materializar décadas de experiencia empresarial en un proyecto que abraza lo mejor del arte peruano.
Wong representa una figura singular en el empresariado nacional de los últimos sesenta años. Su trayectoria al frente de los supermercados Wong no solo construyó una empresa sólida, sino que durante años organizó el corso de Fiestas Patrias que se convirtió en el corazón festivo de Lima. Aquellas celebraciones reunían familias completas bajo un mensaje de identidad y esperanza.
Ese mismo espíritu se enfoca y late ahora en DANSA: una celebración que entrelaza arte, gastronomía, danza y calidez humana.
La velada comienza con un menú de degustación donde el ceviche dialoga con el pato, el cabrito se encuentra con el chocolate, y la papa conversa con el camote. Cada plato alcanza un nivel de preparación que honra nuestra tradición culinaria. El servicio fluye guiado por un equipo que atiende con genuina cordialidad.
Una vez satisfecho el paladar, surge YANUQ, la historia de Teresa. Una joven que, junto a un misterioso Ukuku, inicia un recorrido por el territorio peruano. Esta narrativa conduce un despliegue de danzas que transita del huaylas a la marinera, de la danza de tijeras al zapateo; una abrumadora muestra de energía y talento siempre en sintonía con la música, la iluminación, la escenografía y las proyecciones visuales.
La respuesta del público es inmediata. Al cierre de cada función —más de setenta hasta la fecha—, la audiencia completa se incorpora para reconocer no solo a bailarines y músicos, sino también a cocineros, personal de servicio y técnicos. Como colofón, los artistas se acercan a los asistentes para compartir fotografías y momentos espontáneos.
La dirección artística de Vania Masías completa esta visión integral. Su trabajo ha transformado una idea en una experiencia que celebra nuestra riqueza cultural y la proyecta hacia adelante.
Un detalle que conmueve: en primera fila, como cada noche, se encuentra Don Erasmo Wong junto a su señora esposa. Ha presenciado todas las funciones con idéntica sonrisa y entusiasmo. Supervisa, alienta, y se asegura de que todo marche con precisión, demostrando que este no es simplemente otro exitoso proyecto comercial, sino la manifestación de su amor genuino por el Perú.
DANSA es más que un espectáculo; es un encuentro con nosotros mismos, un recordatorio de la belleza que nos habita y nos define.

Por Ricardo Ghibellini H.

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