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Cuota femenina electoral en la política

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Fecha Publicación: 10/04/2023 - 22:10
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No hace mucho rememorábamos, porque principalmente rememoramos y luego celebramos, la conquista de los derechos civiles por parte de las mujeres a lo largo de todos estos años. El Día Internacional de la Mujer.

Leímos en todos los idiomas la importancia de la conquista de derechos relacionados con la igualdad de oportunidades para las mujeres. Igualdad de oportunidades que, además de ser de justicia, crea sociedades más felices, empáticas y horizontales. Sociedades donde cada uno de los ciudadanos, sin importar el sexo, puede desarrollarse como mejor lo crea, en la búsqueda de la felicidad y realización profesional y personal.

Es así que en la política peruana, desde el año 1933, en que se nos permitió votar en las elecciones municipales (únicamente), hasta el año 2020, en que se aumenta la cuota de género de 25 % a 30 %, las mujeres hemos incursionado sin prisa pero sin pausa, en las lides del poder político. Compartir el poder, que por años fue patriarcal en nuestro país, no es cualquier cosa; son muchas las que con fe anhelan que se les dé la oportunidad de demostrar que harán la diferencia, que no son iguales a lo que siempre hemos visto en la política, que traen en el ADN el gen de honradez, de la empatía, de la generosidad, que por ejemplo mostró la policía femenina en sus inicios.

Sin embargo, en estos últimos días hemos sido testigos de la triste realidad. La cuota de género per se, no nos da la seguridad de tener mejores ciudadanas en el Congreso. Nos debe hacer reflexionar como mujeres y como ciudadanas que, al igual que los hombres, debería existir un mínimo de requisitos para que los partidos elijan las candidatas al Congreso.

No es cuestión de sentirnos satisfechas por cubrir la cuota, es cuestión de ser conscientes del daño que le hacemos las mujeres a nuestra lucha por mayores derechos, al permitir que mujeres políticas no den la talla. No podemos permitirnos ser señaladas como corruptas, como mediocres, como transgresoras de las leyes. Nuestro empoderamiento comienza por ganarnos el respeto de los ciudadanos, no debemos ser más de lo mismo.

Tenemos la obligación de recordarles a las representantes femeninas, en cualquier estamento del Estado peruano, que representan a un grupo de personas que cada día buscan ser valoradas, respetadas y hasta salvadas de muertes monstruosas por el solo hecho de ser mujeres.

Demuestren ser mujeres de verdad, enfréntense a la corrupción y al statu quo, hagan el cambio, para bien, no para propiciar el retroceso y el estancamiento de una lucha que empezó un día de 1913 en Nueva York y otro en 1955 en el Perú por las “sufragistas”, para la conquista de la participación en la vida política de las mujeres.

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