Cuidemos a nuestros policías

La función de la administración del Estado, entre otras, comprende la de preservar la seguridad interior, la cual permita que los integrantes de la sociedad puedan desarrollar sus actividades sin estar expuestos a que su vida e integridad física se vean afectadas por la acción delictuosa de quienes realizan acciones que perturban su diario vivir.

Para ello, los países cuentan, en el ejercicio de sus atribuciones y con la finalidad de cuidar y garantizar el mantenimiento de la paz social con el poder de policía, el cual le proporciona atribuciones para, dentro del marco establecido por el ordenamiento jurídico interno, pueda hacer uso de facultades que las ejerce, precisamente, a través de la institución que, tiene a su cargo hacer uso de ese poder, y que en el caso del Perú, corresponde a la Policía Nacional.

Los miembros integrantes de esta importante institución del Estado, en todo momento y en todos los días del año, exponen su vida e, indirectamente, las de sus familias que dependen de ellos, para darnos la tranquilidad que, como cualquier sociedad civilizada, nos merecemos.

El último lamentable suceso del que la población peruana se ha informado es el crimen perpetrado contra siete integrantes de la institución policial, de manos de la acción terrorista, en circunstancias en que, en cumplimiento de sus obligaciones, se encontraban patrullando una zona de nuestro vasto y accidentado territorio nacional, como es la zona del Vraem.

Precisamente, en aquella zona coinciden dos diferentes intereses delincuenciales, cuando se suma a la acción subversiva el tráfico ilícito de drogas; actividades delictivas cuyo accionar se ve facilitado por la no suficiente presencia de la autoridad policial, en su lucha contra estos dos flagelos de nuestra sociedad. Pues, comenzando por el número de efectivos policiales que en estas últimas semanas tienen que estar atendiendo el control del orden interno en varias ciudades de nuestro país, como es lógico, se genera una especie de desatención policial efectiva en el Vraem.

Estas últimas pérdidas de vida de nuestros sacrificados policías deben de merecer una inmediata reacción de la autoridad correspondiente, además de apoyar a sus familias que han quedado en el desamparo, el buscar de proporcionar a todos los “cuidadores del orden interno” de los recursos logísticos, que les permita actuar con celeridad, eficacia e idoneidad.

La calidad humana de nuestros efectivos policiales, en cuanto a su capacidad de entrega en el cumplimiento de su labor, su disposición a poner en peligro su propia integridad física y su vida, para alcanzar a cumplir con sus deberes, así como el sentirse motivados de que están actuando inspirados en la búsqueda de una comunidad que quiere vivir en paz, son, con toda seguridad, características que acompañan la persona de cada uno de los integrantes de nuestra Policía Nacional.

Pero, eso no es suficiente. El desarrollo que la tecnología hoy nos ofrece, nos permite saber que se cuentan con una serie de accesorios o instrumentos que, hace mucho tiempo ya debían estar en manos de nuestros policías, para hacer posible que su trabajo tenga los resultados que la población peruana reclama.

La inversión que se haga en dotar a la institución policial de los elementos que la realidad social así lo requiere, debe traer beneficios que permitan que la población peruana viva en paz, que es el ambiente propicio para el desarrollo económico y social de nuestra sociedad, como base de la estabilidad política.

La autoridad y el pueblo deben unir sus esfuerzos para conseguir esa estabilidad que todos anhelamos.

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