¿Cuánto robó Castillo?
Esa pertinente pregunta la planteó una persona de escasos recursos, proponiendo una cifra: 50 mil soles. Cálculo errado ciertamente porque la interrogante aún no encuentra respuesta. Es una tarea pendiente para los financistas y para aquellos que conocen del paso del dinero en el Estado. Los contratos que hemos visto en la cajamarquina Anguía, los del puente Tarata en San Martín, el biodiésel de Petro Perú, suman, a ojo de buen cubero, más de 500 millones de soles. Aplíquele el 5% y es una cifra jugosa. Aún sobre la base de 1% sigue siendo apetitosa.
Según las colaboraciones eficaces, Pedro Castillo Terrones recibió dinero sucio antes de ser presidente y también en el ejercicio del cargo. La entrega de 30 mil soles por Zamir Villaverde, la plata de los ascensos policiales y militares son un sencillo, pero necesario para pagar a los congresistas alquilados en el Congreso: ‘Los Niños’. Ellos –que serían 12– recibían mensualmente entre 20 mil y 30 mil soles según se ha conocido.
La otra pregunta es dónde ha depositado Castillo la guita. No todo se puede esconder en el inodoro de Palacio, donde se encontraron 20 mil dólares del exsecretario de Palacio, Bruno Pacheco. ¿En bolsas? ¿Enterrada en casas de la familia del mandatario? ¿En cuentas en el exterior? Queda mucho por aclarar sobre este caso que es más inmundo que la troncal de desagüe de San Juan de Lurigancho que colapsó hace unos años.
Que Castillo y su banda vendieron ascensos es un hecho. La plata recibida no llegaba por Rappi, sino a través de la escolta policial del gobernante, chotanos todos. En el caso de la Policía, el colaborador Bruno Pacheco ha indicado los nombres de quienes se beneficiaron. Son generales de la PNP que están destacados en regiones.
Esto evidencia cómo Castillo ha corrompido a las instituciones policiales (la venta se dio en el Ejército también). Por eso ostentaba tanta desvergüenza y tanta seguridad de que estaba protegido. Contaba –cuenta– con policías a sueldo, al igual que prefectos, subprefectos y algunos ministros. Comentamos recientemente que el Ministerio de Vivienda es todavía un desaguisado por investigar. Por más que ese ministro declarara que en su portafolio todo ha sido de acuerdo a ley. Ja, ja, ja.
El ‘monoargumento’ de Castillo es: no han encontrado una sola prueba. Se cansarán de buscar porque no encontrarán nada. Lo repite como un mantra, creyendo que los peruanos somos tontos cuando el único de escasa sesera es él. Lo preocupante es que semejante galimatías se escucha en el Congreso, institución que no necesita comprobar nada, a diferencia de los juicios penales, para vacar al ladrón.
La incapacidad moral es clara como concepto. La de Castillo está largamente probada. No requiere un video donde aparezca recibiendo billete sobre billete. Hay audios, papeles, etc. que irán apareciendo durante la investigación fiscal y seguramente el mandatario terminará en la cárcel. Será recordado como el peor usurpador de nuestra historia.
Pero los congresistas, los probos, no pueden guiarse por una mentira. El Parlamento representa al pueblo y puede vacar al presidente porque, digámoslo en términos deportivos, no da la talla y es inmoral. Y eso está largamente demostrado. Quienes apelan a ese falaz argumento son claramente cómplices de la corrupción gubernamental.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter e Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.