«Crudo o cocido»
Hubo un pueblo en el que vivía un hombre que era descaradamente ocioso, su vida de holgazán lo hacía un personaje descuidado e irresponsable con su vida, era un ejemplo deplorable que los dirigentes de esa comunidad temieron que sus niños y jóvenes siguieran ese pésimo ejemplo. Así que resolvieron luego de una amplia deliberación expulsarlo de su pueblo; una medida que nunca antes la habían tomado contra ningún otro poblador, desterrar a alguien de su terruño era casi como una sentencia de muerte.
Pero así lo decidieron y fue la comitiva a comunicarle al hombre flojo de la decisión tomada, y éste frescamente les contestó que “si esa era la decisión, él se iría del pueblo sin ‘chistar’”, es así que los dirigentes resolvieron escoltarlo al que sería expulsado a las afueras del pueblo.
Un numeroso grupo de curiosos acompañaban la procesión de la despedida, y estando a punto de echarlo, aparecen dos ancianas clamando indulgencia para el personaje parasitario de nuestra historia, implorando que no lo arrojen del pueblo. La comitiva, sorprendida por el entorpecimiento compasivo, pregunta dirigiéndose a ambas viejecitas: “¿Qué piensan hacer por este hombre holgazán y así impedir que lo expulsemos por ser un mal ejemplo?”. Entonces las mujeres mayores contestaron: “Ustedes no se preocupen, a partir de la fecha nosotras vamos a velar por este pobre hombre brindándole sus alimentos”, a lo que con un inocultable entusiasmo el hombre indagó emocionado, “muchísimas gracias queridas damas, mi eterno agradecimiento está con ustedes, pero sólo me queda una última duda: ¿los alimentos que me van a dar son crudos o cocidos”, a lo que con satisfacción contestaron las mujeres: “Son crudos hijito, para que tú te los puedas cocinar”, con asombro y enojo el hombre flojo, contestó: “Noooo, así no vale, no acepto”, reclamando a los dirigentes, “mejor llévenme y bótenme del pueblo de una vez”….
¿Crudo o cocido?, ¿cómo nos gusta a los peruanos, que todo esté “masticadito”, estamos acostumbrados a que todo nos sea fácil?, ¿somos una sociedad “fresca” y habituada a aplicar la ley del menor esfuerzo en lo que hacemos? ¿Elegimos los atajos para encontrar beneficios económicos, sin importarnos si son de dudosa procedencia?
¿Por qué estas preguntas? Las respuestas las tienen ustedes, saben que somos un país que involuciona, un Perú irreconocible, ¿qué nos está pasando? En la mayoría de los segmentos de la nación peruana estamos desertando de nuestra grandeza, somos un pueblo que piratea su esencia y dignidad, que se reproduce con lo peor, y no es casualidad que la sociedad peruana esté preñada y sea la partera de los engendros que hoy están en la política y el poder, y lo que es peor, cada día nacen más choros, corruptos, extorsionadores, violadores, vagos, mediocres, lambiscones, chismosos, desleales, codiciosos, angurrientos; todos estos perfiles tristemente reflejados en el espejo de la peruanidad. Por ello nos aferramos a la esperanza infinita de encontrarnos y recuperarnos los peruanos de bien, esa clase de peruanos que hoy más que nunca debemos y necesitamos ser…
He dicho.
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