¡Cristo ha resucitado!, ¡verdaderamente ha resucitado!
Felices Pascuas de Resurrección! Todos los cristianos hemos cantado el Pregón en la Vigilia Pascual, que decía: “esta es la noche, en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo. Cristo ha destruido a la muerte, Cristo ha destruido nuestros pecados, resucitando. Por esto la Pascua es el día más importante, esta es la fiesta más importante del cristianismo. La primera lectura tomada de los Hechos de los Apóstoles dice: “Tomó la palabra Pedro y dijo a la multitud: Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan.
Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”. Esto es lo que ha hecho Jesús en su misión, expulsar los demonios que tenemos dentro. Por eso en esta vigilia, en esta fiesta de Pascua, Dios quiere destruir los d0emonios que tenemos en el corazón, que no nos dejan convivir en casa, que no nos dejan aceptar esta pandemia, que nos rebelamos y nos hacemos individualistas; fruto de este virus. Pues a este Jesús, que pasó curando y sanando las personas, lo habéis matado ustedes y yo colgándole de la cruz. Nos está llamando asesinos y es verdad, ¿Cuándo matamos a Jesús?, cuando no aceptamos al otro. Pues Dios, hermanos, lo resucitó al tercer día y somos testigos de ello porque hemos comido y bebido con Él después de la resurrección y nos encargó predicar al pueblo este testimonio: que Dios lo ha nombrado juez de vivos y de muertos.
Por eso, hermanos, todo aquel que invoque el nombre del Señor en medio de la muerte y las dificultades experimenta, inmediatamente, la resurrección.
Por eso cantamos el Salmo 117: “Este es el día en que actuó el Señor”. Todo el mundo, toda la historia, estaba pendiente de la resurrección de Jesucristo. Por eso la piedra que desecharon los
arquitectos, ahora es la piedra angular. Esta piedra angular se llama Jesús de Nazaret.
La segunda lectura de San Pablo los Colosenses dice: “buscad los bienes del cielo”. También se puede proclamar la palabra de Corintios. No celebramos la Pascua con la levadura vieja de la corrupción y la maldad, es decir, de la hipocresía. El atraso en Perú se llama hipocresía, mentir, tener doble cara. Por eso, hermanos, nos recomienda San Pablo comer los panes ázimos de la sinceridad y la verdad, que es lo que ha hecho Jesús. En esta liturgia se canta la secuencia de Pascua que habla de la tumba abandonada. Sabemos que la gran gracia que Dios ha dado a la humanidad es la resurrección de Jesús, porque se ha apiadado de la miseria humana. Cristo está verdaderamente resucitado.
Cantamos el aleluya: ha sido inmolado nuestra víctima Pascual, Cristo. Celebremos la Pascua. El Evangelio de San Juan dice que María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio que la losa de piedra que tapaba el sepulcro estaba quitada y se echó a correr, a decírselo a Simón Pedro. Vieron que Cristo no estaba en el sepulcro que estaba resucitado, que tiene poder sobre lo que nos mata y nos destruye. Vieron que, a un lado, en el suelo, estaban las vendas del sudario. Dice San Juan que no habían entendido la escritura, que Él había de resucitar de entre los muertos. Por eso hermanos, nosotros que estamos muertos por nuestros pecados, aceptemos la resurrección, pidamos al Señor que resucite en nuestra vida, en nuestra familia, en nuestra historia, y veamos que todo está bien hecho, que Dios se ha hecho carne, ha roto, ha destruido el pecado y la muerte, y nos ha dado el poder de contemplar el cielo, por la resurrección de Jesucristo. Por eso hermanos, pidamos que este espíritu transforme nuestra vida, nuestro hogar y nuestra historia.
Los cristianos de oriente dicen una frase genial: ¡Cristo ha resucitado! Y contestan: ¡Verdaderamente ha resucitado!, es el grito con que se saludan todo este tiempo Pascual, cincuenta días de resurrección y de paz. Por eso hagamos las paces, no podemos estar tristes, porque Cristo tiene poder sobre la muerte.
Que la bendición del Señor esté con vosotros. Obispo E. del Callao.