Crisis en cancillería, los detalles importan
Ayer se produjeron las renuncias, tanto de la Canciller Gervasi como del embajador del Perú en los Estados Unidos de América, ambos funcionarios de carrera.
Es sabido cuánto significa para la gestión de un representante diplomático que las más altas autoridades del país al que representan y las del país en el que están acreditados tengan contactos reales y trascendentes que construyan vínculos de amistad y cooperación, más allá de sus diferentes sistemas políticos e incluso ideologías de quienes están coyunturalmente en el poder.
Si bien con funciones y objetivos similares, es también una realidad que los Servicios Diplomáticos tienen distintas trayectorias y prestigio en la comunidad internacional. El Servicio Exterior peruano, tiene una destacada imagen y ha estado presente en momentos cruciales de la organización institucional mundial y eminentes diplomáticos y políticos peruanos han ejercido posiciones del más alto nivel internacional y cumplido cruciales y difíciles tareas en favor de la paz binacional, regional y mundial.
Cierto también que en años recientes, han ocurrido situaciones que desmerecen la destacada trayectoria peruana, bastando citar la reunión que el expresidente Kuczynski forzó a inicios de 2017 con el presidente Trump para justificar un viaje de carácter privado a la universidad en que había estudiado. El mandatario estadounidense, con picardía pero total realismo, se encargó de ponerlo en evidencia.
O las designaciones de impresentables, ajenos a la carrera, que hasta fueron rechazadas por el país anfitrión, durante la indigna gestión de Pedro Castillo. O la trapacería cometida también en ese régimen contra un país por décadas amigo del Perú, como es Marruecos, al reconocer a un Estado inexistente y solo producto de la acción de un grupo extremista cobijado en Argelia.
Inexplicable e innecesario que el 26 de octubre último, el Poder Ejecutivo, al pedirle al Congreso de la República permiso para que D. Boluarte viaje a Estados Unidos de América, para asistir a un evento importante como la Cumbre Inaugural de Líderes de la Alianza de las Américas para la Prosperidad Económica (APEP) y actividades accesorias a esta, haya sostenido que según confirmación de la embajada de Perú en ese país la mandataria sostendría también “una reunión bilateral” con el presidente Biden. Para bochorno internacional, que compara el caso de la presidenta peruana con los presidentes de Chile y República Dominicana, cuya reunión bilateral se dio y estaba agendada, la de la Boluarte no solo no se dio sino que jamás estuvo agendada, limitándose a encuentros circunstanciales de pasillos o minutos robados a la agenda del presidente estadounidense.
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