Crisis de hambre a la vista

Los acontecimientos que estamos viendo, como la infausta guerra en Ucrania, la escalada de precios de los energéticos a nivel mundial como el petróleo y el gas natural, nos obligan a hacer algunas reflexiones sobre el peso que tiene la energía en la vida de los países. Para tener una idea, hoy en España se paga por la electricidad consumida (tarifa residencial) más del doble de lo que se pagaba hace un año (esta subida se debe a la elevación de los precios del gas natural a nivel mundial) y en el mismo periodo en dicho país, el gas natural cuadruplicó su precio.

Hay que señalar, no obstante, que en Europa esta crisis energética ya existía, motivada por varios factores, entre ellas, la insuficiente cuota de las energías renovables, por ejemplo no hubo el viento suficiente para que los parques eólicos aportasen la energía esperada, también el recorte de los productores de petróleo y gas, quienes no quisieron arriesgarse a nuevas exploraciones y a ampliar sus stocks, por aquello del cambio climático, en síntesis hubo menos oferta y la demanda comenzó a aumentar luego que las economías comenzaron a reactivarse al ir disminuyendo los contagios de covid-19 por efecto de las vacunas.

Aquí en Perú no sufrimos estos impactos de las subidas mundiales del precio del gas, gracias a que nuestras plantas eléctricas que funcionan con gas, lo hacen con el que viene del lote 88 de Camisea y que por contrato tiene un precio tope que hace que lo que paguen sea cuatro veces menos si lo comparamos con el precio actual al que pagan las centrales eléctricas españolas. Sin embargo debemos ser conscientes que una vez que termine la reserva del lote 88, pagaremos el verdadero precio de mercado y que vemos que hoy está por las nubes a nivel global.

En los inicios de mi carrera política en Ica, planteábamos la necesidad de extraer el mayor beneficio del gas natural, recurso además menos contaminante que otros combustibles lo que resulta harto beneficioso para el medio ambiente, hacíamos ver lo estratégico que sería su uso en la desalinización, máxime el extenso mar que baña la región y por lo tanto a nuestro alcance y en plantas petroquímicas, tanto en Pisco como en Marcona, lamentablemente en todos estos años, las autoridades regionales no tomaron interés en el tema, sus prioridades fueron otras.

De existir ahora una petroquímica, en donde se produce “urea”, no estaríamos bajo la amenaza de una inminente “crisis de hambre”, como lo ha señalado Bloomberg, ya que por efecto de la invasión rusa a Ucrania, este fertilizante sufre fuertes alzas, su precio por saco ha pasado de S/62 a S/270, causando gran impacto en los precios de los alimentos. Los peruanos somos privilegiados de tener un gas barato, pero no hemos podido aprovechar todo su potencial.

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