Costos de transacción
Un estadista es aquel que busca gobernar de manera que el Estado que conduce tenga los recursos necesarios para financiar las necesidades básicas de los habitantes y, además, procura que su país tenga, cada día, más hacienda para permitir que la población pueda alcanzar, progresivamente, una mejor calidad de vida. Un estadista debe luchar para que el Estado y los habitantes generen su riqueza mediante la producción, la libre competencia y la invención, y no mediante sistemas mercantilistas alejados de la competencia.
Constituyen costos de transacción los gastos que se realizan para comprar o vender un bien o servicio. Dentro del costo de transacción no están el precio del bien ni los costos directamente relacionados con el valor del producto que se transa, pero sí los gastos asociados a la búsqueda de información, la negociación y la ejecución de la transacción.
Mientras menor sea el costo de transacción en un país, más competitivos son este y sus habitantes. El sistema socioeconómico que adopte un país influye en su costo de transacción. Se puede afirmar que este es mayor cuando el Estado regula inútilmente las transacciones.
Las transacciones en los países con economía de mercado tienen un costo de transacción más bajo que en los estatistas (socialistas). Sin embargo, los países con economía de mercado pueden tener un menor o mayor costo de transacción, dependiendo de la política del gobierno. Por ello, los habitantes deben, antes de votar, averiguar cómo piensa el partido por el que van a sufragar, porque a los ciudadanos y al país les conviene que se gobierne teniendo siempre presente que un aumento del costo de transacción hace al país y a sus ciudadanos menos competitivos.
Quiero referirme a la norma sobre la obligación de que los taxis sean totalmente amarillos. Me pregunto: ¿el efecto de un taxi totalmente amarillo es o no el mismo que el de uno que tenga pintado solo el techo de ese color? Si el efecto es el mismo, obligar a que sean totalmente amarillos exige a los taxistas repintar su vehículo al comprarlo y también al venderlo. Esto hace que el costo de transacción para ser taxista sea inútilmente mayor que si solo se exigiera pintar de amarillo el techo.
Por lo anterior, la norma que manda que los taxis sean totalmente amarillos y no solo el techo, por aumentar inútilmente el costo de transacción, fomenta la corrupción.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, X, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.