Coronavirus: ¿Una amenaza geopolítica?
Xinhua, la agencia noticiosa oficial china –manejada por el Partido Comunista chino- advirtió hace unos días que “Quienes difundan teorías de conspiración sobre el brote de COVID-19, neumonía causada por el nuevo coronavirus, lo hacen con ‘malas intenciones’ o ‘ignorancia absurda’.” Y ampliaba: “Ciertos individuos y medios de comunicación occidentales han sugerido que el nuevo coronavirus podría tener que ver con algún programa de guerra biológica de China y que sería un arma biológica filtrada de un laboratorio.” Y culminaba así su advertencia: “ante una epidemia, lo que necesitamos es la ciencia, la razón y la cooperación. Debemos buscar el triunfo de la ciencia sobre la ignorancia, disipar los rumores con la verdad y reemplazar los prejuicios con la cooperación.” En otras palabras, China propone que el mundo entero la ayude a aplacar un brote epidémico que reviste todos los visos de extenderse como pandemia por el planeta entero.
En buen romance, China califica de “malintencionados” y/o de “ignorantes absurdos” a quienes sugieren un atisbo confabulador alrededor de esta epidemia, ligándola a algún programa conspirativo de “guerra biológica” estructurada por China en plena Guerra Fría. Plaga hoy conocida como “coronavirus”, aparecida por primera vez en la ciudad de Wuhan. Según China, hace dos meses; aunque de acuerdo a datos occidentales, hace seis. “Los científicos”, señala la agencia Xingua, “consideran que las teorías de conspiración no hacen nada más que crear miedo, rumores y prejuicios que ponen en peligro la colaboración global de la lucha contra el virus.” Hasta acá la versión oficial de la República China Comunista.
Pero retrocedamos en el tiempo. Sucede que alucinantemente esta historia la anticipó el libro “The Eyes of Darkness”, novela escrita por el norteamericano Dean Koontz en 1981. La obra escrita hace 37 años describe con toda claridad que “alrededor del 2020 una grave enfermedad semejante a la pneumonía se propagará alrededor del globo”, agregando que el origen sería un peligroso virus llamado Gorki-400 (aunque en la edición actualizada del libro -año 2008- ya figuraba como Wuhan-400) “desarrollado por los laboratorios RDNA situados cerca de la ciudad Wuhan”. Koontz también precisó que el Wuhan-400 formaba parte de una “cadena viable de micorroganismos número 400 hechos por el hombre en dicho centro de investigación.” En la página 333, señala el diario ibérico 20 Minutos, “un personaje hace mención a un mortífero virus diseñado como arma biológica por cientificos para matar de pneumonía a quien se contagie.”
Sea como fuere el libro existe. Y la predicción que el 2020 aparecería un virus llamado Wuhan 400 –al cual la OMS responsabiliza ahora como génesis de una probable pandemia- está escrita allí hace casi cuarenta años. Por otra parte el comunismo siempre alucinó eliminar masivamente a sus detractores. Stalin aniquiló a 60 millones de opositores. Mao nunca se quedaría atrás. Más aún, en los ochenta –cuando Koontz escibiera este texto- China no era potencia económica ni nuclear. Aunque conocía de química y biología. Esto podría haberle despertado unas innatas ambiciones belicistas bioquímicas. ¿Dean Koontz fue un visionario, o acaso supo algo más?