Corona pánico
Quiero repetir algo que me parece esencial en la política de enfrentamiento al corona virus: es indispensable no generar una pandemia de pánico, que es lo que hoy está ocurriendo, con base en la desinformación y al temor existentes sobre una enfermedad incierta y desconocida.
Sobre el particular, señala The Economist: ”Tres factores determinarán como (los políticos) lidian con el problema: su actitud frente a la incertidumbre, la estructura y eficiencia de sus sistemas de salud y, por sobre todo, si gozan de credibilidad”.
El tema de la incertidumbre no está siendo desarrollado con inteligencia y percepción, tal vez porque deliberadamente se está dando un sentido de extrema alarma a la ahora ya oficializada pandemia para inducir a la población a reaccionar en forma inmediata frente a las medidas preventivas que son indispensables y que recién se están difundiendo masivamente.
Lo que ocurre es que, como de costumbre, se va de un extremo al otro sin explicar con claridad, por ejemplo, que este virus de origen chino no es necesariamente mortal y tiene un índice comparativamente reducido de mortalidad frente a otras enfermedades: entre 1918 y 1920 cerca de 50 millones de personas murieron como consecuencia de la pandemia de “gripe española” que, por cierto, no tuvo su origen en España y que paradójicamente afectó sobre todo a jovenes y adultos y no a niños y ancianos, como ocurre con el corona virus.
Según cifras de la Universidad Johns Hopkins al día de ayer había un estimado de 145,405 casos confirmados y 5,432 personas fallecidas en todo el mundo o sea el 0.01 por ciento de los 50 millones de seres humanos que se llevó la “gripe española” con un ingrediente adicional: en China -matriz de la pandemia- el coronavirus ya está retrocediendo.
Lo que sí está claro es que el sistema de salud del Estado peruano -que no puede ni siquiera cubrir debidamente el SIS y mucho menos el dengue en diversos lugares del país o el SIDA en Condorcanqui- no está capacitado para enfrentarse al coronavirus: no es un problema solo de dinero sino de capacidad de gestión. Y este es un tema sobre el que debe incidir el gobierno.
El gobierno del presidente Vizcarra goza actualmente de credibilidad: debe explotarla al máximo en un escenario donde todos los peruanos, más allá de cualquier credo o filiación política, debemos cerrar filas con solidaridad y amor al prójimo.
(*) Presidente de Perú Nación
Presidente del Consejo por la Paz
