Competitividad es la receta para el MEF
Por Sergio Bolívar
La receta para contar con servicios públicos de calidad se conoce en el mundo como el impulso a la competitividad. En materia de infraestructura, el Perú ocupa el lugar 88 en el ranking del Reporte Mundial de Competitividad 2019 y el 4to lugar en América Latina. Según el Fondo Monetario Internacional, la ejecución de proyectos de infraestructura, como la telefonía móvil, electricidad, agua, desagüe y transportes, mejora la economía con un efecto de crecimiento que atrae las inversiones privadas en el corto plazo e incrementa la productividad en el largo plazo. Si el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) interviene en el cumplimiento del Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad (PNIC), se activaría una cartera cercana a los 9 mil millones de dólares que debe generar medio millón de empleos.
En total contrasentido, el ministro de Transportes y Comunicaciones encarna un gran peligro que vulnera la competitividad y las inversiones en infraestructura del Perú. Nublado de anti empresariado cerril, el ministro dijo que intervendría en los contratos de concesión, olvidando que son contratos-ley amparados por la Constitución. Es decir, la cartera de Transportes y Comunicaciones pretende convertirse en una ventanilla de costosos arbitrajes internacionales, dado que pretende violar las garantías ofrecidas a más de 36 mil millones de dólares en contratos de concesión del sector. Una pésima señal que debilita la reputación del país y predispone a los candidatos municipales y regionales en contra de las concesiones en los 53 peajes operados por 13 empresas privadas.
La pérdida de competitividad del Perú profundizaría la crisis económica agudizando más la pobreza en el actual contexto internacional de inflación. Castillo debe cumplir con su ofrecimiento de apertura de inversiones privadas y estabilidad en las reglas del juego frente a los más grandes inversionistas en la Cumbre de las Américas. Además, debe recordar cuidadosamente las recientes palabras de agotamiento del embajador de China en relación con la paralización de Las Bambas “no vendría ninguna inversión más. Ya sería demasiado costoso”. Queda claro que ningún privado firmaría contratos nuevos en un contexto hostil. Como dijo el expresidente uruguayo José Mujica, “Si populismo es la lucha por elevar el nivel de vida de la gente o las políticas de igualdad, ese pecado lo pueden tener muchos. La frontera de eso es cuando las medidas que se toman paralizan a la economía”.
El ministro Graham, nuevamente en talante de Quijote solitario, deberá continuar librando sus batallas contra las conductas manchadas de populismo anti inversión del gabinete Torres. Para ello, lo más importante será el rol que asuma para impulsar la competitividad, así como la ejecución del PNIC 2019, que solo fue avanzado en 36% de los 52 proyectos de infraestructura priorizados.
Los inversionistas evalúan con precisión cada riesgo o amenaza que implique posibles costos a futuro. Por esta razón, el ministro Graham debe ser realista acerca de las debilidades que enfrenta. Más allá de los constantes mensajes contradictorios del gobierno que traquetean los ánimos más serenos, los frecuentes cambios de funcionarios en el aparato público han terminando instalando en el inversionista una percepción de tener un interlocutor “novato efímero” que no decide nada y transmite inseguridad a cualquiera.
Tanto cambio implica la pérdida de talento y la falta de experiencia del entrante. Para que el ministro Graham cierre esa brecha de expertise la salida viable sería promover acuerdos con instituciones financieras internacionales, la cooperación técnica internacional o Gobierno a Gobierno. El criterio sería aplicarlo a todos los proyectos para que mejoren sus contratos de ingeniería y construcción con mayor transparencia, evitando retrasos y sobre-costos en las concesiones.
La segunda debilidad es la farragosa Ley de Contrataciones del Estado que genera retrasos en los procesos de adjudicación. Los esfuerzos por simplificar la norma son importantes pero tomarán tiempo, por lo que la atención del MEF debe estar en establecer acuerdos especiales para avanzar más y mejor en los proyectos de envergadura. Contar con el apoyo de la cooperación técnica y otras instituciones o Gobiernos dará la certidumbre necesaria para atraer inversionistas.
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