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¿Cómo queremos llegar a Shanghái, si no podemos llegar a Chancay?

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Fecha Publicación: 29/05/2025 - 20:50
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El Perú está avanzando a pasos firmes en el desarrollo de infraestructuras clave como el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez y el puerto de Chancay. Sin embargo, surge una pregunta fundamental: ¿cómo podemos aspirar a ser una potencia logística global si no hemos resuelto las necesidades básicas de conectividad interna? La pregunta es simple pero crítica: ¿cómo queremos llegar a Shanghái si no podemos llegar a Chancay?
El problema más grande no radica únicamente en la construcción de estas megaobras, sino en su integración con una red vial moderna y eficiente. Sin una infraestructura adecuada que conecte estos proyectos con los centros productivos, no podemos aprovechar su verdadero potencial.
En la región norte del país, la falta de vías de evitamiento en ciudades clave como Reque, Ucupe, Virú, Chao, Chepén, Casma y Huarmey es un ejemplo claro de cómo la desconexión entre proyectos estratégicos y las rutas de acceso puede limitar el crecimiento económico.
Las concesionarias Autopistas del Norte y Autopistas del Sol, responsables de la gestión de la Panamericana Norte, tienen el compromiso de desarrollar varias de estas infraestructuras viales. Sin embargo, después de más de 16 años desde la firma de los contratos de concesión, los proyectos aún no se han cumplido, y esto refleja no solo una falla en la gestión de las concesionarias, sino también en la supervisión y acción efectiva por parte del Estado.
El caso del puente Virú es emblemático. Con solo 180 metros de largo, este puente genera demoras de hasta dos horas en las horas punta para cruzarlo. Esto no solo afecta el transporte de productos clave como los arándanos, paltas y uvas, sino que también aumenta los costos logísticos, lo que perjudica la competitividad de las exportaciones. Pero lo más importante: afecta a miles de trabajadores que pasan largas horas desplazándose a sus hogares.
A pesar de los avances en la reducción de tiempos de envío a mercados internacionales como Shanghái, las ineficiencias en las rutas internas siguen siendo un obstáculo importante. El impacto de estas deficiencias no solo afecta a la agroindustria, sino también a la seguridad vial. Los accidentes de tránsito, que son una de las principales causas de muerte en el Perú, se ven exacerbados por el mal estado de las carreteras y la congestión. En lo que va del año 2025, más de 770 personas han perdido la vida en accidentes viales, una cifra alarmante que pone en evidencia la urgencia de mejorar la infraestructura vial en el país.
El gobierno tiene una responsabilidad clara en este contexto. Debe actuar como un promotor activo que supervise las concesiones y exija a las empresas que cumplan con sus compromisos de inversión. El incumplimiento de estas obligaciones no solo limita el desarrollo de la infraestructura necesaria, sino que también frena el crecimiento económico de las regiones.
El futuro del Perú no depende únicamente de las megaobras que se inauguran, sino de cómo estas se conectan con una red de infraestructura vial que permita un flujo eficiente de bienes y personas. Las infraestructuras viales son la columna vertebral del desarrollo económico, y el Estado debe garantizar que se construyan de acuerdo con los plazos y compromisos establecidos.
El cumplimiento de los contratos de concesión y la construcción de las vías de evitamiento son esenciales para mejorar la seguridad vial y la competitividad de las regiones del norte del Perú. Solo de esta manera podremos asegurar que proyectos clave como el aeropuerto Jorge Chávez y el puerto de Chancay alcancen su máximo potencial y contribuyan al desarrollo económico sostenible de nuestro país.

Ing. Yuri Armas

Director de ADAS (Asociación para el Desarrollo Agropecuario Sostenible)

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