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Comida y fútbol: identidad y lecciones para el desarrollo del Perú

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Fecha Publicación: 01/02/2025 - 21:40
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El pasado 29 de enero, Lima fue escenario de un partido amistoso entre Universitario de Deportes e Inter Miami, dos equipos en plena preparación para sus torneos continentales. Más allá del resultado, el encuentro puso en evidencia una realidad que trasciende el fútbol: la importancia de la estrategia, la planificación y el buen uso de los recursos, factores esenciales no solo en el deporte, sino también en la gestión de un país.
Uno de los aspectos más llamativos fue la estrategia del entrenador de Universitario, Fabián Bustos, quien realizó once cambios, permitiendo que todos los jugadores del plantel participaran del partido. Esto revela una estrategia de largo plazo: el técnico no buscaba ganar un simple amistoso, sino convertir el partido en un laboratorio deportivo, probando jugadores y alineaciones frente a un rival de alto nivel, que contaba con figuras de talla mundial como Lionel Messi y Luis Suárez.
Esta decisión refleja una mentalidad estratégica fundamental para el éxito en cualquier campo: no priorizar lo inmediato sobre lo estructural, sino sentar bases para el futuro. En el fútbol, como en la política, muchas veces se buscan soluciones rápidas y populares en lugar de construir equipos cohesionados y funcionales a largo plazo. Este tipo de planeamiento es precisamente lo que falta en el diseño de políticas públicas en el Perú, donde las decisiones suelen responder a coyunturas inmediatas en lugar de consolidar estrategias de desarrollo sostenibles.
El fútbol tiene un impacto profundo en la identidad nacional, a menudo integrando a la sociedad peruana más que cualquier otro factor. Mientras que las instituciones políticas generan desencanto y desconfianza, el fútbol logra unir a peruanos de diferentes estratos sociales bajo una pasión común. Alianza Lima, Melgar de Arequipa, Cienciano del Cusco, Universitario de Deportes, Sporting Cristal, entre otros, son ejemplos de esta cohesión. La fidelidad de los hinchas de cada uno de estos equipos no solo se basa en la historia de sus clubes, sino en su capacidad de generar resultados, algo que los peruanos también deberían exigir a sus representantes políticos. Así como los hinchas evalúan a sus equipos por su desempeño, los ciudadanos deben valorar a los candidatos por sus logros y propuestas, no solo por sus discursos.
Además, se debe recordar que el fútbol nos ha traído importantes momentos de consenso nacional, como cuando Universitario de Deportes y Alianza Lima unieron camisetas en 1956 para derrotar al equipo Austria Viena, que disponía de una de las mejores alineaciones de su tiempo y que, de forma particular, no pudo ser vencido por los equipos peruanos. Este hecho histórico debería servir a las hinchadas de los distintos equipos para superar sus diferencias, que algunas veces llegan a expresarse como violencia de pandillas.
Junto con el fútbol, la gastronomía peruana es otro eje de cohesión nacional. Reconocida mundialmente, se ha convertido en un motor del turismo y una fuente de orgullo patrio. La comida peruana es una expresión de diversidad y creatividad, que combina tradiciones andinas, amazónicas y costeñas con influencias extranjeras. Pese a las diferencias regionales, todos los peruanos comparten el amor por sus platos típicos y defienden su origen frente a apropiaciones externas, como ha sucedido con el pisco. Este sentido de unidad debería extrapolarse a la política y la gestión del país: así como la gastronomía ha sabido combinar lo mejor de cada región para crear una identidad fuerte, la política peruana debería buscar consensos que integren a todos los sectores de la sociedad en un proyecto común de desarrollo.
La pregunta que surge es: ¿por qué no aplicar estas lecciones al desarrollo nacional? Así como un equipo de fútbol necesita estrategia, cohesión y paciencia para lograr resultados, el Perú requiere de políticas públicas bien planificadas y sostenidas en el tiempo. No podemos seguir apostando por medidas improvisadas o cambios de rumbo abruptos cada vez que hay un nuevo gobierno. Es fundamental que, como se vio en el partido del 29 de enero, se priorice la preparación y el trabajo en equipo para lograr objetivos mayores, cuyos resultados ojalá veamos pronto.
De igual manera, así como la gastronomía ha sabido aprovechar su riqueza cultural para posicionarse como referente global, el país debe construir sobre sus fortalezas económicas, sociales y culturales, fomentando la innovación y la cooperación entre sectores. La inseguridad ciudadana, por ejemplo, no se resolverá con medidas aisladas o populistas, sino con una estrategia efectiva y sostenida en el tiempo, que combine prevención, fortalecimiento institucional y participación ciudadana.

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