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Combi

Fecha Publicación: 16/03/2019 - 21:50
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El descubrimiento de una combi que tiene multas por nada menos que 5 millones de soles pone en evidencia, una vez más, el grado de ineficiencia y corrupción al que han llegado los malos elementos que empañan la tarea de la Policía Nacional poniendo en riesgo la vida de millones de peruanos.

Hace poco, transitando por una concurrida arteria, una zigzagueante combi cerró a mi vehículo en tres oportunidades, de mala manera. En la tercera vez, me bajé de la camioneta, me acerqué al chofer de la combi y le increpé, con buenas maneras, su proceder. Como era de preverse, me insultó y descendió de la combi con ánimo agresivo con tan mala suerte que, en ese momento, pasaba un patrullero que se detuvo y le pidió sus documentos: no tenía ni brevete ni tarjeta de propiedad y conducía una combi en la que transportaba nada menos que a 18 pasajeros que tuvieron, para su bien, que buscar otro medio de desplazamiento porque la policía se llevó la combi al depósito.

Mientras el debate nacional se centra en dilucidar cuán acosador ha sido Yonhy Lescano con su misteriosa acusadora y el presidente del Congreso se desgañita aclarando que nunca insultó a la acreditada congresista Beteta, miles de peruanos pasan diariamente por el vía crucis de tomar toda clase de vehículos de servicio público que no ofrecen garantías de la menor seguridad y son conducidos por verdaderos delincuentes. Y aquí no pasa nada.

Desde que pomposamente se anunció la fallida “Tolerancia Cero” en el transporte público en la época de la ministra Zavala, mucha agua ha corrido bajo los puentes y, con ella, muchos peruanos han perdido la vida o quedado gravemente heridos en accidentes de tránsito sustancialmente generados por la tolerancia absoluta de un sistema corrupto que privilegia a los transgresores, se burla de los usuarios y sigue haciéndolo.

Cuando se habla de la rampante inseguridad existente en el Perú se suele omitir el gravísimo problema de los brevetes falsificados o emitidos en forma irregular, la ausencia de control sobre el estado de los vehículos, la presencia de policías coimeros y abusivos –recalco: hay felizmente muchos de los buenos– y la existencia omnipresente de choferes irresponsables que regularmente nos obsequian un choque, un atropello y muchas desgracias.

Ya que tenemos un nuevo gabinete ministerial, es hora de que el ministro de Transportes y Comunicaciones y el del Interior tomen cartas en este espinoso asunto estableciendo controles reales y efectivos, sancionando debidamente a los infractores, depurando a los malos efectivos policiales y eliminando de circulación a los choferes irresponsables.

Todo lo cual nos suena utópico. ¿No es verdad?

(*) Presidente del Consejo por la Paz
Presidente de Perú Nación