Color y libertad

Después de treinta años de estar lejos del Perú, el buen trujillano Alejandro Vinces regresó con experiencias y aprendizaje para continuar y compartir lo que en ese largo tiempo ha sido razón de trabajo y expresión, de libertad y decisión. Tema del que Alejandro tiene motivo para conversar, aceptar un par de fotos y mostrar lo que puede llamarse un amor correspondido.

La joyería, las piedras preciosas, el diseño, son ese amor desde 1987 cuando se matriculó en el Centro Piloto Artesanal de Varones de Lima, calle Tacna, esquina con Paseo de la República. En el Centro Piloto, Alejandro fue alumno del taller de joyería, arte que había estado practicando en casa desde 1983.

Cuando lo visito en su ordenado taller, tiene en proceso un Dúo. Anillos en oro, de línea sobria y fuerte que es soporte para esos cabuchones de esmeralda y rubí sudafricanos con que hace un guiño a su gusto confesado por el color y brillo de las piedras en que disfruta sus formas, cortes, kilates y, cuando la tienen, comenta su historia y procedencia. Junto con el Dúo, me muestra una selección de su nueva línea de aretes trabajados en plata. Metal “que me permite la libertad en el diseño y la utilización de antiguas técnicas que son perfectas para audacias contemporáneas”.

Los aretes en medida y diseños variados tienen, además de la forma, el detalle que marca la diferencia. Están decorados con la técnica del “estampado por laminado”. Los recuerdos y técnicas que Alejandro hoy puede compartir, como su oficio de joyero, son parte viva del recorrido que siguió al dejar su tierra. En la Florida puso pausa al primer trecho de su camino. Tuvo en la Joyería de antigüedades de Frank Gestner diez años de trabajo, perfeccionamiento, amistad. Su quehacer estaba en la mesa donde engastaba.

Descansamos un rato con un café. Seguimos conversando. Es momento para que recuerde a otros orfebres con quienes estableció comunicación y recibió formación. Uno de ellos es Glenn Glass y su enseñanza con el platino, que le permite trabajar filigrana, engastes delicados y crear combinaciones con oro de 18 kilates. En este pasar revista a los recuerdos viene Aldo Tacchetti, excelente engastador que hizo de su nombre uno de los símbolos de la famosa joyería Harry Winston de Nueva York. La hoja de ruta tomó un giro para llegar a Dino Texeira, fue jefe de Joyería en Stern, emblema brasilero con locales en todo el mundo. Para ella Texeira creó diseños en que protagonista es el color, motivo que entusiasma a Alejandro como la libertad que le permite la plata al usar técnicas antiguas con motivos de audacia contemporánea.

Al igual que Francisco Aranda Montalvo, también trujillano, personaje de las Crónicas de la semana anterior, Alejandro Vinces no hace barullo con los nombres ni la importancia de los maestros, tiene esa estupenda calidad al expresarse tan calmo y claro que no necesita gesticulación ni tonos rimbombantes, para contarme de uno de sus puntos fuertes en los catorce años que residió en California, donde se manejó como diseñador independiente para varias compañías y luego en Grass Valley abrir su tienda Alejandro’s Designe. No cierra aquí la hoja de ruta, tiene un nuevo y frondoso capítulo de seis años en Serbia, donde los recuerdos y experiencia no solo están en el mundo de las joyas sino también en su saber observar la naturaleza y disfrutar una familia. Tiene tres hijos, Natalia, Alejandro y Mariana. Ya tiene el pie en Lima, continúa con su pasión por las joyas y la libertad.

Me despido, me acompaña en la caminata hasta mi paradero del ómnibus, cruzamos una zona de Miraflores donde esos pequeños jardines moteados de geranios rojos, blancos, rosados, unos rosales y por ahí un floripondio dan seña de ese cariño, cuidado y orden que encontré en su taller en el que, como yo, en mi casa, tiene el privilegio de tener vista al Este y Oeste. Pueden encontrarlo y seguirlo en Instagram como avjoyas.