Colombia otra vez violenta
A la muerte por asesinato del precandidato presidencial colombiano, Miguel Uribe Turbay, que sacudió al país entero al quedar completamente consternado, y que ha mostrado la incapacidad del gobierno de Gustavo Petro para combatir a los actores de la violencia en todas sus manifestaciones, está siguiendo el más reciente reporte de una explosión a poco de la base aérea militar Marco Fidel Suárez, en la ciudad de Cali, que ha dejado 5 personas muertas y casi 40 heridas, al cierre de esta columna. La primera actitud de la autoridad, ha sido únicamente, el ofrecimiento de importantes recompensas para hallar a los responsables. El mandatario ha dicho que “Tenemos una reacción terrorista en Cali”, y resulta penoso que su accionar como jefe de Estado solo quede enmarcado en un mensaje por X como si esa es la que espera el pueblo colombiano de su presidente. Ya había pasado un escenario parecido en el mes de junio de este año, por lo que el gobierno de Bogotá debió tomar las medidas para neutralizar las acciones violentas en el país. El Acuerdo de Paz con las FARC sometido a plebiscito -estuve en Colombia para ser testigo de ese episodio histórico hacia la paz como desenlace-, debió producir como consecuencia un estado permanente de pacificación a lo largo y ancho del país, pero eso no ha sucedido. Colombia había sido encaminada hacia la referida paz que está perdiendo y eso realmente es imperdonable para quienes conducen hoy los destinos de esta hermana república cafetera. Está cada vez más claro la ausencia de reflejos gubernamentales para ser frontales contra quienes buscan que Colombia sea envuelta en la ola de violencia que marcó a las décadas pasadas. A Petro le queda por delante un año más al frente del país y realmente hay muchos colombianos que quisieran que se vaya, que renuncie, ya mismo. La paz no tiene precio y conseguirla costó más de 240 mil muertos en cerca de 55 años, y deberá realizarse todo aquello que se pueda para impedir que Colombia sea nuevamente un país violento. Esta tarea corresponde al gobierno nacional como a los gobiernos subnacionales, pero tampoco se percibe armonía o coordinación para lograr ese cometido. Tendrán que ponerse las pilas quienes tienen capacidad de decisión, comenzando por el propio presidente Petro, de lo contrario, la situación en el país se puede ir de las manos, y eso sería una completa tragedia nacional. Ojalá que se haga lo que corresponde para que la paz sea la regla que hoy sigue volcándose como una quimera.
(*) Excanciller del Perú e Internacionalista
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