Coerción del Estado vs. libre albedrío
La invención de la pandemia y sus protocolos dictados desde la OMS y ejecutados por gobiernos comprometidos por corrupción, que incluyen la imposición de la vacunación permanente de la población mundial, bajo amenaza de suprimirle los derechos civiles y el acceso al trabajo y a los servicios esenciales, sólo fue la peor estratagema que se fabricó para imponer un sistema de gobierno mundial basado en una tiranía y la degradación del ser humano.
Montando una dictadura, han ido tejiendo una maraña legislativa violatoria de la Constitución y tratados de Derechos Humanos, desde el Ejecutivo, que cuenta con el apoyo del Legislativo, y del Judicial, que encubre o santigua las escandalosas inconstitucionalidades y crímenes de lesa humanidad que están cometiendo gobernantes y legisladores, ejecutores de la destructiva agenda 2030 y de los dictados de los organismos internacionales, sin el más mínimo respeto por la Constitución, la soberanía y la integridad de la nación.
Como consecuencia, el crecimiento del abuso del poder ha sido inevitable ante la falta de controles constitucionales y el encarcelamiento arbitrario de los líderes sociales que participan en legítimas protestas, por lo que han logrado intimidar a la población para que acepte el abuso del poder coercitivo del Estado, al extremo que los congresistas, gobernando de facto a punta de actos inconstitucionales, abanican la posibilidad de reformar la Constitución a su antojo para continuar reeligiéndose so pretexto de la bicameralidad parlamentaria, sin importarles que hace sólo 4 años el 90 % de los votantes dijeron que NO; demostrando absoluto desprecio por la voluntad popular.
Debemos entender que el Estado no puede seguir actuando como un ente autócrata, ni abusando de su poder coercitivo, para autorizar el establecimiento de 13 laboratorios de armas biológicas en Perú, o suscribir, sin autorización de nadie, el nuevo pacto vinculante (obligatorio) con la OMS, e imponernos sus protocolos genocidas, su Certificado Universal Digital de Vacunación, y la moneda digital del Foro Económico Mundial, para someternos como esclavos con una ID (Identificación Digital) al sistema de control poblacional mundial, sin que nosotros lo aceptemos.
El poder coercitivo del Estado termina donde comienza el ejercicio de la libertad individual de las personas, de su libre albedrío y expresión inalienable de su voluntad, lo que es inherente a la dignidad del ser humano; las amenazas de suprimirles derechos humanos para que acepten prácticas indignas que lesionan su integridad personal, constituyen crímenes de lesa humanidad.
Del ejercicio del legítimo DERECHO A NEGARSE depende la supervivencia del ser humano original, con plena dignidad.
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