Ciudadanía activa
Luego de mi experiencia como presidenta de la Cámara de Comercio de Lima y mi participación actual en otras organizaciones empresariales como IPAE, EsHoy y Capitalismo Consciente, reforcé mi convicción de que los empresarios debemos involucrarnos activamente en el fortalecimiento de la democracia y, una forma de lograrlo, es trabajando con nuestras audiencias y personas de interés para impulsar civismo y ciudadanía activa.
La frase “los empresarios no se involucran, solo cuidan sus intereses” se escucha en calles, debates y medios. Debo reconocer, con hidalguía, que en muchos casos es así; sin embargo, son muchos más los empresarios que entienden que su rol no termina en la generación de utilidades, sino que incluye un compromiso más profundo con el país.
El liderazgo empresarial está cambiando, aunque todavía hay resistencia para involucrarnos activamente en política. Esto no significa necesariamente participar como candidatos en cargos de representación nacional. Pero sin duda, sería extraordinario para el país tener una bancada de senadores que represente los valores de la democracia, del libre mercado, que tenga capacidades para legislar y, sobre todo, que no tenga antecedentes penales. ¡Es urgente devolver la integridad a la política!
¿Cómo lo logramos? Una forma es la participación directa, otra, el financiamiento transparente de partidos; las propuestas de políticas públicas serían de ayuda, y la más importante —porque está a nuestro alcance— es la educación de los ciudadanos para que ejerzan un voto informado y consciente.
En aproximadamente seis meses tendremos uno de los procesos electorales más complejos de nuestra historia republicana. Los ciudadanos nos enfrentaremos a una cédula en la que tendremos que elegir entre casi cuarenta candidatos para presidente y otros tantos para vicepresidentes, diputados y senadores. Por si fuera poco, también tendremos que elegir a nuestros parlamentarios andinos.
La guía “Ante todo ciudadanos” nos recuerda que en 2024 al 68 % de los peruanos les importaba poco o nada la política; solo 4 de cada 10 peruanos cree que elegir al presidente es una acción crucial e importante para el país; el 89 % de los peruanos reconoce que tiene malas autoridades porque vota mal. Por ello, no es de extrañar que el 91 % de los peruanos esté (corregido de este) insatisfecho con la democracia.
En un contexto así, obligar a los ciudadanos a votar sin la información adecuada es condenar al país a elegir autoridades poco idóneas y mantener el círculo vicioso de apatía, populismo y polarización que tenemos hoy en día. La empresa, como parte del tejido social, puede romper esta inercia: no para decir a sus trabajadores y personas por quién votar, sino para crear un entorno donde informarse, dialogar y participar responsablemente se convierta en parte de la cultura laboral.
Por ello, la guía “Ante todo ciudadanos”, presentada recientemente por EsHoy, es una herramienta imprescindible para impulsar ciudadanía activa desde la empresa. Esta guía busca ofrecer información veraz, abrir espacios de diálogo respetuoso, combatir la desinformación y recordar que la neutralidad no es silencio, sino la capacidad de facilitar que cada trabajador decida con libertad y convicción. No se trata de proselitismo, sino de asumir que la democracia se defiende también en los entornos cotidianos: en una charla interna, en un correo que advierte sobre las noticias falsas, en un espacio donde se valora el debate alturado respetando las diferencias.
Los empresarios no debemos ser actores pasivos de nuestra propia historia. Los invito a sumarse a las empresas que ya estamos implementando la guía “Ante todo ciudadanos” en nuestras organizaciones. Es un acto de responsabilidad cívica que está (corregido de esta) a nuestro alcance. Solo necesitamos voluntad para ayudar a fortalecer nuestra democracia.
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