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China y el “Collar de Perlas” Portuario

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Fecha Publicación: 15/12/2024 - 21:50
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El Puerto de Hambantota en Sri Lanka y el megapuerto de Chancay en Perú son inversiones en infraestructura promovidas por China con repercusiones en la dinámica geopolítica y la soberanía local, trascendiendo el desarrollo económico.
El Puerto de Hambantota, punto estratégico en las rutas comerciales del Océano Índico, se desarrolló en 2008 con préstamos chinos por 1,300 millones de dólares. El bajo tráfico comercial y las altas tasas de interés chinas impidieron la generación de ingresos, exacerbando la deuda en Sri Lanka. En 2017, incapaz de cumplir con sus obligaciones financieras, Sri Lanka arrendó el puerto por 99 años a China Merchants Port Holdings a cambio de ayuda para reestructurar la deuda, consolidando el control chino y la dependencia económica.
Este proyecto, que integra la red del “Collar de Perlas”, con más de 100 puertos en el mundo, forma parte de la estrategia china para aumentar su influencia geopolítica. Aunque China insiste en que Hambantota es exclusivamente comercial, las potencias regionales y globales temen que pueda convertirse en una infraestructura de doble uso (comercial y militar).
La operación china de Hambantota genera tensiones en India, con conflictos limítrofes y otros en el Indo-Pacífico, considerando que la presencia china en sus costas amenaza la seguridad e influencia india en el sur de Asia. Estados Unidos y sus aliados observan que las inversiones chinas pueden comprometer la soberanía de países pequeños con la “Trampa de la Deuda”, modelo con el que China toma control sobre infraestructuras cuando los deudores no pueden cumplir sus obligaciones financieras.
El megapuerto de Chancay en Perú, inversión china de importante impacto geopolítico, es controlado por la estatal china Cosco Shipping Ports Limited (60%) y la minera peruana Volcan (40%). Diseñado como nodo logístico para conectar Sudamérica con Asia, enfrenta cuestionamientos. Cosco Shipping se niega a someterse al filtro del Organismo Supervisor de Inversión en Infraestructura de Transporte de Uso Público (Ositran), argumentando que vulneran sus derechos de propiedad y libertad de empresa, postura que contrasta con regulaciones aplicables a otros puertos peruanos de uso público.
La concesión del puerto incluyó la expansión del área de influencia directa, creciendo 685% con la cesión de áreas marítimas destinadas a la defensa nacional, suscitando preocupaciones sobre los términos y condiciones contractuales y la transferencia de derechos sobre nuestro mar soberano sin la necesaria transparencia. Igual que Hambantota, Chancay tiene condiciones estratégicas que facilitan el uso dual (comercial y militar). Pero la exclusividad reclamada por China en mar territorial peruano despierta desconfianza. La reticencia para someterse a las leyes locales y la ausencia de supervisión podrían facilitar actividades como inteligencia y monitoreo, impactando la seguridad nacional.
Ambos puertos ilustran cómo inversiones chinas en infraestructura pueden influir en la soberanía económica y política, generando tensiones internacionales con riesgos asociados a sus propias ubicaciones estratégicas. Estos ejemplos muestran el delicado equilibrio entre beneficios económicos inmediatos frente a implicancias estratégicas de largo plazo.
Estos ejemplos resaltan la importancia de la transparencia, supervisión rigurosa y negociación de acuerdos con contratos claros y transparentes para convertir los proyectos en fuentes de desarrollo, garantizando no solo beneficios económicos, sino también el respeto de las legislaciones locales, la autoridad de las instituciones regulatorias y la soberanía nacional. Evaluar las implicancias estratégicas es esencial para garantizar la estabilidad y el futuro de nuestras naciones.

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