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ChatGPT: incomprendido por el Congreso

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Fecha Publicación: 04/10/2024 - 20:20
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Hace años, los legisladores sentados en sus oficinas, rodeados de papeles y pluma en mano, trataban de plasmar en palabras proyectos que, de convertirse en leyes, podrían cambiar el destino de su patria. En esa circunstancia, un proyecto de ley podría tardar semanas o meses en cobrar forma. Pasaron los años y llegó la máquina de escribir, ¡una bendición! Y luego la computadora, donde se escribía y corregía sin la necesidad de usar papel.

Hoy la tecnología ha dado un salto cuántico con ChatGPT, este asombroso modelo de lenguaje de inteligencia artificial (IA) que redacta, analiza y compara, con tan solo describir qué necesitamos y un clic. La primera generación de ChatGPT mostró su valía al diagnosticar con precisión la enfermedad de un niño, lo que no pudieron hacer diecisiete médicos a lo largo de tres años.

Esta IA está revolucionando todas las áreas del quehacer humano, incluida la política y la labor parlamentaria. El congresista Paul Gutiérrez, del Bloque Magisterial, usó este modelo de lenguaje para presentar una iniciativa, y pegó las respuestas tal cual. Si bien la propuesta de Gutiérrez no era una buena idea, hay que reconocerle el mérito de uso de una tecnología revolucionaria que, bien utilizada, llevará a mejorar el trabajo parlamentario y elevar el nivel de la discusión, ahorrando tiempo, dinero y exceso de asesores.

Pareciera que no hemos aprendido nada de quienes en el pasado se resistieron al telégrafo, a los automóviles y a los aviones “porque si el destino del hombre fuera volar, tendríamos alas”. En pleno siglo XXI seguimos sin entender cuánto podemos avanzar haciendo buen uso de las nuevas tecnologías.

Es un hecho que ChatGPT no es un mágico redactor de leyes que con un golpe de tecla resolverá los problemas del país, pero es una herramienta estupenda que facilitará la vida parlamentaria de maneras que los políticos hasta ahora parecen no lograr creer.

Hacer las leyes del modo tradicional puede llevar días, incluso semanas, pero con la ayuda de ChatGPT pueden obtenerse resúmenes claros y rápidos, comparar marcos legales de otros países, verificar si la propuesta es constitucional o no, e incluso generar borradores completos de proyectos de ley. Esta inteligencia artificial se encarga del trabajo pesado para que los legisladores puedan enfocarse en debatir y pensar en el impacto social de las leyes. Y valgan verdades, lo que entregue ChatGPT será bastante mejor que lo que salga de las cabezas de buena parte de nuestros políticos.

Rechazar la inteligencia artificial en la política es como haberle dado la espalda al motor a vapor porque los caballos eran “más confiables y simpáticos”. La tecnología avanza y, si no la abrazamos, podemos quedar atrapados en el pasado, gestionando problemas del nuevo milenio con herramientas del siglo pasado.
Al tener acceso a grandes cantidades de información histórica y legal, se puede prevenir la duplicidad de leyes existentes o la creación de leyes imposibles de implementar en la práctica.

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