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Centro Histórico de Chiclayo

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Fecha Publicación: 17/08/2019 - 22:20
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Una propuesta para su restauración

Los monumentos históricos pueden ser clasificados en dos categorías: (i) “monumentos muertos” que corresponden a los vestigios de antiguas civilizaciones desaparecidas; y (ii) “monumentos vivos” que corresponden a aquellos cuyo uso se perpetúa hasta nuestros días. Ambos merecen ser preservados, pero por razones intrínsecamente diferentes.

El interés por la preservación de los monumentos muertos es manifiesta como lo demuestran los trabajos de preservación y restauración de Machu Picchu, Chan Chan, Kuelap, Túcume, Huaca Rajada y tantas otras ruinas incaicas o de culturas “preincas”.  Sin embargo, no es tan evidente el compromiso de las autoridades con la preservación de los centros históricos de muchas  ciudades de nuestro país, que constituyen  monumentos vivos. Con la excepción de contadas excepciones como Cuzco, Arequipa, Trujillo, Lima, y algunas ciudades andinas, la mayoría de los centros históricos del Perú van desapareciendo como consecuencia de la despersonalización que conlleva el urbanismo moderno.

La Conferencia General de la UNESCO de 1976 recomendó a sus estados miembros a asumir una política de conservación para salvaguardar sus conjuntos históricos y tradicionales. A partir de esta resolución mas de 140 centros históricos han sido inscritos en la lista del patrimonio mundial y se ha creado en 1994 la Organización de Ciudades del Patrimonio Mundial cuya sede está en Quebec, Canadá.

EL CORONEL JOSÉ BALTA

Según el historiador Jorge Zevallos Quiñones, el convento franciscano de Nuestra Señora de Santa María de la Concepción del Valle de Chiclayo, creado mediante Real cédula el 17 de septiembre de 1585, fue la partida bautismal de Chiclayo.  El 15 de abril de 1835 la Villa de Chiclayo fue elevada a la categoría de ciudad por el entonces presidente Gral. Felipe Santiago Salaverry. Días después, el 18 de abril, “…se crea una provincia denominada Chiclayo, cuya capital será la ciudad de este distrito. Dicha provincia se compondrá de Chiclayo, Picci, Reque, Monsefú, Eten, Zaña, Pueblo Nuevo, Guadalupe, Jequetepeque, Chepén y San Pedro, distritos pertenecientes hasta el día a Lambayeque, Tocmoche, Cachén y Llama que se desmiembran de Chota y La Trinidad que se separa de Cajamarca…”.

El coronel José Balta en el año 1867, enfrentó desde Chiclayo al gobierno de Mariano Ignacio Prado. Durante 26 días los cañones del gobierno se dedicaron a destruir a la ciudad dejándola totalmente devastada, pero el pueblo chiclayano resistió incansablemente hasta lograr la victoria. Balta regresó a Lima y fue elegido presidente del Perú. En reconocimiento a la lealtad del pueblo chiclayano, el presidente Balta presentó al Congreso el proyecto de creación del departamento de Lambayeque. Este proyecto fue aprobado por el congreso el 1 de diciembre de 1874 durante el gobierno del presidente Manuel Pardo. “…créase un nuevo departamento bajo la denominación de Lambayeque, compuesto de las provincias de Chiclayo y Lambayeque, cuya capital será la ciudad de Chiclayo…”.

La guerra con Chile en 1879 sorprendió al naciente departamento que tuvo que hacer frente a la expedición de Patricio Lynch incluyendo la amenaza de quemar el recién inaugurado teatro “2 de Mayo” que sirvió de cuartel del ejército invasor y que se salvó gracias a la intervención de don Alfredo Lapoint Recher.

CASA BACA Y EL HOTEL BOLÍVAR

El auge de la ciudad de Chiclayo se dio con el gobierno de Augusto B. Leguía natural de Lambayeque. Durante su gobierno se inauguró el edificio de la Municipalidad de Chiclayo, y se construyeron el Hotel Royal, la Plazuela Elías Aguirre, los Portales Orrego, el viejo local del Club de La Unión, se avanzó con la construcción de la Iglesia Catedral y otros edificios emblemáticos que definieron el estilo neoclásico de la ciudad y que permitieron en un momento calificar a Chiclayo como la ciudad más moderna del país. La avenida Balta con el Hotel Astoria y el edificio La Sud América y casonas como la Casa Baca y el Hotel Bolívar le dieron un sabor parisino a la pujante ciudad.

Sin embargo, como resultado del rápido proceso de urbanización, el crecimiento explosivo de la ciudad y el descuido de las autoridades, el centro histórico de Chiclayo ha sufrido un proceso de decadencia. Amparados en seudo proyectos de renovación urbana, muchas casonas y edificios históricos han sido demolidos y sus construcciones reemplazadas por edificaciones que no guardan el mínimo rigor estético. Este proceso de destrucción desconoce la contribución del patrimonio histórico al proceso de desarrollo económico de una comunidad. El patrimonio histórico constituye un atractivo turístico en torno al cual surgen actividades económicas que generan empleo e ingreso para sus moradores.

Debidamente restaurado, un centro histórico tiene capacidad de generar significativas rentas inmobiliarias e ingresos a los gobiernos locales. El efectivo aprovechamiento de este potencial requiere de una acción decisiva de conservación y rehabilitación con la participación de todos los actores interesados, el gobierno regional, el municipio, los grupos culturales, las universidades, los propietarios y los inversionistas.

El gobierno regional y el municipio deberían comprometerse a hacer una restauración del centro histórico de Chiclayo utilizando como referencia la arquitectura de la Municipalidad y la Iglesia Catedral y que incluya rehacer la fachada del Colegio San José, rehacer la fachada del Club de la Unión, restauración del Teatro Tropical, Colonial y otros edificios de la Plaza Principal, rehacer las fachadas del actual Interbank y lo que fue el Banco Popular buscando que todas las fachadas tengan un estilo arquitectónico similar.

LA REMODELACIÓN DE LA CIUDAD

La construcción de una zona de estacionamiento subterráneo debajo de la plaza permitiría financiar la obra. La remodelación debería incluir las cuadras aledañas a la plaza como la Avenida Balta, Elías Aguirre y San José. Se necesita una remodelación de la Plaza Principal como la Plaza San Martin de Lima, como fue la visión del presidente Leguía. Chiclayo no es una ciudad colonial, su estilo es de principios del siglo XX como la Municipalidad y la Catedral. No obstante, es necesario rescatar ese estilo para recuperar el orgullo de ser la ciudad moderna del norte del país. Las facultades de arquitectura de las universidades de Lambayeque deberían realizar un proyecto conjunto para definir un plan maestro que tenga como objetivo una ciudad remodelada conservando su identidad para el 2021.

La propuesta para recuperar las fachadas del centro histórico de Chiclayo debería incluir la restauración de antiguos edificios y casonas como el hotel Astoria, la demolida Casa Baca, el antiguo Club de la Unión, el antiguo colegio San José, los edificios y casonas de la calle Elías Aguirre, y los portales Orrego de la calle San José.

Este proyecto podría ser financiado por el BID, como lo ha hecho en otras ciudades de Latinoamérica y se pagaría haciendo una playa de estacionamiento debajo del parque y colocando paneles solares en todos los edificios del centro histórico. Este proyecto podría estar listo para el bicentenario y participarían todas las facultades de arquitectura de las universidades de Lambayeque. La restauración de techos y fachadas de los centros históricos son proyectos que regularmente financia el BID. La comisión para el Bicentenario recientemente creada debería asumir el compromiso del proyecto. Existe, en el presupuesto de la República, una partida para cada región para celebrar el bicentenario, que debería ser utilizada para encaminar el proyecto de restauración a ser financiado por el BID.