Caviares apelan al golpe de Estado
La mafia caviar persevera, salivando ante la posibilidad de hacerse nuevamente con la presidencia del país. Como lo hizo al imponer a Francisco Sagasti en la Jefatura del Estado, tras la sangrienta asonada que urdieron ellos mismos en septiembre de 2020, escudándose en el asesinato de dos adolescentes, Inti y Brian, atraídos por el llamado a la insurgencia lanzado asimismo por los caviares para vacar al presidente Manuel Merino, investido en marzo de 2020 tras la vacancia del corrompido Martín Vizcarra. A Merino le tocó asumir la primera magistratura en representación del Legislativo. Fueron escasos cuatro días los que estuvo en Palacio de Gobierno. Tiempo suficiente para que los caviares montasen su “show” en las calles, hasta conseguir el ansiado muertito. Presea política que abre puertas a quien promueva el alboroto. La excusa usada para vacar a Merino fue que la destitución de Vizcarra ocurrió ”tras un golpe de Estado”. Pero los caviares olvidaron que utilizaron ese mismísimo impedimento cuando forzaron al Congreso a nombrar, en reemplazo de Merino, a uno de los suyos: Sagasti. ¡Ahí sí NO hubo golpe de Estado parlamentario; ni pancartas impresas con ¡Sagasti Usurpador! cargadas por las calles por el gerente del Banco de Crédito! Hoy, esa misma camorra caviar intenta repetir el plato preparando la vacancia de la presidenta Dina Boluarte, apelando a lo que antes calificaba de “golpe de Estado”. Golpe que intentaría llevar a cabo aliada con sus socios de bancadas congresales extremistas, conscientes de que la sociedad caviar carece de apoyo popular.
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