Castillo y su apagón
Cuando Castillo habla de nacionalizar o estatizar el Gas de Camisea -más allá si uno está de acuerdo o no con esa propuesta- debe analizarse el curioso panorama de terror que están generando los suministradores de gas. Es ridículo quedarse en las palabras de un hombrecito con la cara siempre en sombras bajo un sombrero del disfraz de campesino-rondero-profesor y todo lo que no es.
Castillo es un sindicalista, comunista, rodeado de gente de Sendero Luminoso y que, según todo indica, en su campaña no habría faltado el dinero de los narcoterroristas Quispe Palomino, amos y señores del VRAEM, zona que conocen como la palma de su mano.
Cuando un individuo de la calaña como el ‘presidente’ dice “vamos a darle gas al pueblo”, lo que está diciendo en realidad es que forma parte de los países del eje del mal que intentan generar un apocalíptico apagón que repercutirá en el cese del funcionamiento de industrias, pérdidas de empleo y quiebre de la cadena de suministro, es decir un despelote peligroso para todos.
Recordemos que veinte patrullas militares en VRAEM en operación diaria estaban a cargo de la custodia del gasoducto Camisea–Pisco, la represa Cerro del Águila, la central hidroeléctrica Santiago Antúnez de Mayolo y el eje carretero. Castillo parece querer decirnos que él es ahora quien controla la ruta del gas, y de algo más. Debemos tener claro que cualquier cese en Camisea, resultante de una renegociación, nacionalización o estatización, arrastraría a aquellos países que dependen de nuestro gas, y así sucesivamente.
Resulta coincidente que Austria haya puesto en su agenda la posibilidad de un apagón que colapsaría el sistema energético del país de Mozart hundiendo, de paso, a las naciones vecinas.
Esta crisis del suministro de gas podría llevar a una pérdida global de luz. ¿Una fatalidad real o angustia de paranoicos? ¿Es casualidad que en el Perú, con el cuento de la nacionalización o estatización de Camisea, se pueda dejar en las tinieblas a los compradores internacionales de nuestro recurso por este lado del globo, justo cuando en Austria pudiera desencadenarse algo similar, debido a fallos por causas naturales, sobrecargas, hackeos o sabotajes? El año pasado Estados Unidos enfrentó un invierno sin precedentes y con falta de energía para calentar a buena parte de su población más vulnerable. Este año el fenómeno de La Niña hará tiritar a los gringos. No está el mundo, pues, para jugarretas energéticas.
La Oficina Federal de Protección Civil y Asistencia para Catástrofes, de Alemania, difundió un video instruyendo a la población cómo soportar al menos 72 horas sin electricidad: oscuridad, frío, imposibilidad de cocinar y desabastecimiento, entre otras. A saber, los mercados de gas están entrando en una suerte de histeria, y Castillo lo abona con anuncios desatinados.
¿Hay un plan para angustiar a la ciudadanía? Habla, Pedrito.
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