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Castillo: Un (des) gobierno traidor al pueblo

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Fecha Publicación: 03/04/2022 - 22:57
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En este mismo espacio del Diario Expreso hemos repetido muchas veces que desde que asumió Castillo la agenda social se había desatendido aún más.

Ya Vizcarra y su continuidad Sagasti habían empeorado sustancialmente las condiciones de vida de los peruanos (malas decisiones en pandemia de por medio), pero la llegada del chotano y las inmensas expectativas que despertó en el Sur y Centro del Perú constituyeron un cóctel explosivo.

El falso profesor campesino no se dio cuenta que la demagogia usada en la campaña configuraría lo que el viejo adagio popular reza: “siembra vientos y cosecha tempestades”.

Era claro que los sectores populares mucha paciencia no le iban a tener al proyecto de Perú Libre; éste había prometido “no más pobres en un país rico” y las rutas eran claras: nacionalización energética, segunda reforma agraria, favorecimiento del pequeño productor nacional, gran presupuesto en educación y salud, etc.

Cuando los productores del campo se dan cuenta que la segunda reforma agraria lo único que significa es que la úrea casi cuadriplique su valor, cuando los pescadores artesanales entienden que el nacionalismo del Gobierno se expresa en arrodillarse frente a Repsol, cuando los transportistas se dan cuenta que la nacionalización energética sólo significa que la gasolina incremente dramáticamente su costo, cuando las familias pobres ven que el supuesto gobierno popular sólo representa que suba el pollo, el aceite, el gas, el azúcar, etc., entonces el relato se resquebraja, se fractura irremediablemente; más aún al ver la clase de gentuza que son nombrados por Castillo en grandes puestos y sobre todo los escándalos de corrupción de su entorno familiar y la frivolidad con la que se consumen bifes y se hacen fiestas en Palacio de Gobierno.

Y entonces llega el paro de Junín de camioneros y agricultores, con una ciudadanía participando y apoyando activa y agresivamente en las calle. En este punto arriba la traición: el sindicalista Pedro Castillo, participante y protagonista de jornadas de lucha como la huelga magisterial de 2017, asesta un puñal por la espalda al movimiento popular con sus declaraciones de que los dirigentes de los transportistas eran pagados. Naturalmente esas palabras son gasolina sobre un incendio y la protesta se radicaliza y hay lamentables excesos.

En el clímax de la torpeza el inquilino de Palacio de Gobierno viaja a Rioja en San Martín y se hace condecorar al tiempo que manda gasear y reprimir brutalmente la protesta huancaína. Hay muertos, una comisión de negociación con ministros que parece que ha fracasado y un representante de la Iglesia desairado.

De manera cobarde Castillo rehúye hasta la redacción de esta columna apersonarse a Junín.
Curiosamente el incremento de la molestia popular no ha sido canalizado institucionalmente por el Parlamento.

La inexperiencia y miopía sobre el mundo popular de este poder del Estado ha dado como resultado que la grita no sólo sea contra Castillo y que más bien vaya tomando fuerza el “que se vayan todos”.

Una reflexión patriota del Congreso debe tener en cuenta esta variable y asumir que la convocatoria a elecciones generales anticipadas no es una idea a descartar de plano porque los Cerrón y otras expresiones querrán en estas horas redirigir todo el fastidio popular sobre el Legislativo.

Hoy 4 de abril se anuncian más paros y movilizaciones por todo el país. Que así sea. ¡Sin luchas no hay victorias!

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