Castillo: sin temor de Dios
Siguiendo el pensamiento cristiano, Dios es testigo de nuestros actos y nos evalúa permanentemente. El temor de Dios es una suerte de freno para no actuar de manera inmoral. No es el caso de Pedro Castillo Terrones. Si bien se presentó como creyente, su esposa es quien está vinculada al evangelismo, no el mandatario. Aplicando un mínimo de lógica: quien perteneció al Conare-Sutep (Sendero Luminoso) en la huelga magisterial de 2017 y postuló a la presidencia con un programa de ideología marxista-leninista-mariateguista, no tiene a Dios en su conciencia ni en sus actos.
Por eso el cinismo de Castillo es de antología. No hay nada que detenga sus mentiras, menos su deshonestidad. Si tiene que usar a su familia para manipular y victimizarse no se hace problemas. Sin embargo, resulta claro que Castillo es un ladrón, compulsivo, además. La Fiscalía tiene numerosos testimonios de gente de su entorno que lo sindica como el cabecilla de una organización criminal, creada con dinero de todos los peruanos. Existen conversaciones grabadas por los colaboradores eficaces, llamadas, etc., que evidencian vínculos siempre oscuros.
Todo delata a nuestro ‘Juanito Alimaña’, pero sigue en el poder saqueando al país. Encima, para nuestro infortunio es el gobernante del Bicentenario. Peor imposible. La fiscal de la Nación Patricia Benavides formuló ante el Congreso una denuncia constitucional contra Pedro Castillo. Le imputa la modalidad de “organización criminal agravada por condición de líder”. Sin duda se trata del presidente más facineroso de nuestra historia republicana.
Castillo, que está asesorado por el servicio de inteligencia, por abogados de todo pelaje, ha pretendido desacreditar a la fiscal Benavides denunciándola a través de su ministra de Cultura. Lo mismo ocurre con los titulares de Justicia, de Trabajo y el premier que defienden a capa y espada al ladrón. Estos personajes y las estrategias se ‘bancan’ con el dinero de nuestros impuestos. También pagamos la compra de congresistas que bloquean la vacancia. Ya evidenciados, han aplicado la estrategia de hacer del Parlamento un ‘desmadre’, buscando tener los votos suficientes para entorpecer la fiscalización.
El régimen corrupto aprovecha las bondades de la democracia y se escabulle de la justicia. Utiliza con cierto éxito el psicosocial: “que muestren las pruebas”, como si no hubiera toneladas de estas y también, “esto es un golpe de Estado de la Fiscalía y el Congreso”. Para el exterior, el gobierno enviará una consulta a Naciones Unidas sobre la aplicabilidad o no de la Convención Anticorrupción de la ONU. En Nueva York y en Austria tiene diplomáticos adictos al régimen.
La mafia se defiende con uñas y dientes. La Fiscalía le pide al Congreso que ponga orden, pero este se encuentra en un impase. La Constitución establece los delitos por los cuales se destituye al presidente, no incluye el ser ratero. Lamentablemente, nadie imaginó la inmundicia de hoy. El camino político para sacar a Castillo es vacarlo por incapacidad moral permanente. Pero no se tienen los 87 votos requeridos. La compra de parlamentarios ha desfigurado la política nacional.
Estamos en una paradoja nunca vista. Existen muchísimas evidencias que demuestran el latrocinio al Estado perpetrado por Castillo. Pero, pese a que son contundentes, no permiten desaforarlo. Hay que buscar interpretaciones creativas de la ley, convencer y no caer en el juego de la organización criminal.
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