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Carlos Germán Amezaga, un radical arrepentido

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Fecha Publicación: 30/08/2025 - 21:31
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Carlos Germán Amézaga Llanos nació en Lima el 26 de septiembre de 1862. Fue hijo del maestro del colegio Guadalupe Mariano Amezaga quien, con Enriqueta Llanos, fueron padres de diez hijos entre los cuales destacaron el periodista Jorge; el músico Emilio, autor de algunos valses que se hicieron muy populares; o Germán Grimaldo, que murió luchando en la defensa de Lima de 1881.
Mariano Amezaga (1834-1894), conocido como el “santo hereje”, sobresalió en el pensamiento político peruano como un exponente del radicalismo y se ubicó temporalmente entre el excomulgado Francisco Gonzales Vigil (1792-1875) y su discípulo Manuel González Prada (1844-1918).
Su hijo más afamado fue Carlos Germán, quien muy joven empezó a publicar sus primeras composiciones, pero en 1881 tuvo que enrolarse como soldado para combatir en San Juan y Miraflores. Luego se sumó a la resistencia de la Breña a órdenes del general Cáceres alcanzando el grado de comandante por acciones distinguidas.
Este autor brilló entre los miembros de la generación supérstite de la guerra, la llamada bohemia del 1886, reunida en el Circulo Literario, que abandonó el romanticismo tardío para acoger la corriente naturalista inspirada por la obra de Emilio Zola (1840-1902). En filosofía eran positivistas y en política se adscribían al radicalismo. La expresión más importante de estas posiciones fue el discurso en el Politeama (1888) ofrecido por González Prada quien tenía a Carlos German por discípulo predilecto.
Amezaga fue editor de “El Perú Ilustrado” y colaborador en la “Revista Social”, entre otras. Publico poesía, dramas y zarzuelas entre la que tuvo relevancia su poema titulado “La leyenda del caucho” donde exponía su entusiasmo por el redescubrimiento de esta olvidada región.
Realizó varios viajes entre 1892 y 1894 que le dieron fama entre los intelectuales de Estados Unidos, México, Argentina, Paraguay y Brasil. A su regreso apoyo el golpe de Estado de Piérola quien fue gran amigo de su padre. En 1895 fue elegido diputado suplente por Bogará y luego por Cajatambo (1896) siendo reelegido en 1901 por la facción izquierdista del pierolismo.
El historiador Rodolfo Pérez Pimentel da cuenta que la escritora ecuatoriana Marietta Veintimilla, que residía exiliada en Lima desde 1883, conoció a Carlos Germán en una tertulia literaria. Él era “cuatro años menor que ella y vivieron un cálido romance. Amézaga era gallardo y hermoso y le decían de apodo “el Moro” por su barba poblada y tez trigueña”.
El idilio fue intermitente, tormentoso y concluyo intempestivamente. Marieta Veintimilla regreso al Ecuador y el poeta contrajo matrimonio en 1897 con una dama devota llamada María Castagnino viuda de Mognaschi con quien formo una familia.
Desde entonces comenzó su alejamiento de las ideas radicales que recibió en el hogar paterno y con su entorno juvenil iniciando un paulatino acercamiento al catolicismo. Su arrepentimiento ante su pasado materialista le atrajo la ira de muchos de sus compañeros de letras y sobre todo de su mentor Manuel González Prada.
Durante mucho tiempo sus antiguos amigos sindicaron a la esposa de Amezaga como la causante de su cambiamiento, pero, la escritora Lastenia Larriva de Llona (1848-1924), nos explica en un recuerdo del poeta publicado en “Prisma” (1907) que fue el tremendo dolor que sufrió por la muerte de un hijo pequeño el que lo llevo a la búsqueda espiritual, camino en el que estuvo acompañado su tía la escritora católica Juan Rosa Amezaga (1847-1904).
El poeta en los últimos años de su vida colaboro con las publicaciones “Actualidades” (1903-1905) y “Prisma” (1905-1906). Este importante escritor y, radical arrepentido, falleció reconciliado con la fe el 17 de diciembre de 1906.

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