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Carlos Alzamora Traverso, un grande de la diplomacia peruana

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Fecha Publicación: 26/08/2023 - 20:30
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Hallándome aquí, en Tacna, la ciudad heroica, hasta donde he venido para participar de los actos por el 94 aniversario de su reincorporación al seno de la Patria, me llegó por todos lados, la noticia del fallecimiento, el último viernes 25 de agosto, del eminente embajador, Carlos Alzamora Traverso, Miembro Titular de la Sociedad Peruana de Derecho Internacional y notable diplomático de nuestro país.

Me entristece muchísimo su partida –tenía 97 años– y no lo digo, únicamente, por su descollante carrera que lo convirtió en uno de los capos del multilateralismo –gran parte de sus funciones las cumplió magistralmente en la Organización de las Naciones Unidas como representante permanente del Perú, llegando incluso a ocupar la vicepresidencia de la Asamblea General de la ONU, en 1975 y 1977–, ganándose por sus propios méritos, ingresar en la galería de los mayores referentes de la diplomacia peruana junto a José Gregorio Paz-Soldán, Alberto Ulloa Sotomayor, Víctor Andrés Belaunde, Raúl Porras Barrenechea, Carlos García Bedoya, Javier Pérez de Cuéllar, Gonzalo Fernández Puyó, entre otros, sino, principalmente, por su integridad y corrección a prueba de balas.

Lo traté más de cerca en el marco de la XXIII Reunión Consultiva del Tratado Antártico, en Lima, que él presidió, y en que se conmemoró el 40 aniversario de este instrumento jurídico sobre el continente blanco, evento que fuera publicado íntegramente en la Revista Peruana de Derecho Internacional (Tomo XLIX N° 113) en 1999, tocándome la coordinación completa de su edición. Por radicar en Nueva York, nuestros contactos realmente fueron esporádicos, y se desvanecieron por la distancia y circunstancias involuntarias, hasta que, después de 20 años, recibí un mensaje suyo por correo electrónico –era el 4 de septiembre de 2019, a las 17:39 horas–, sobre un artículo mío, referido a Tacna y su reincorporación al Perú. Luego de ello, retomamos nuestra comunicación. En homenaje a su enorme figura, y formando parte de esa pléyade de extraordinarios hombres de la diplomacia peruana que pude tratar muy de cerca –fue mi mayor suerte y un privilegio como internacionalista–, reproduzco íntegramente su contenido: “Estimado colega historiador: He estado fuera de mi base y sólo ahora he podido leer su artículo sobre la reincorporación de Tacna el 28 de agosto.

Pero no quisiera que sus lectores creyeran que Tacna se reincorporó por acto de magia y por eso me permito transcribirle mi carta a Mirko Lauer de la misma fecha y sobre el mismo tema, en la que detallo ese proceso que dio al Perú –el país derrotado– triunfos inéditos en la historia del mundo. Quisiera creer que, así como yo disfruto de sus artículos, usted haya leído mi libro “Leguía, la historia oculta” aparecido ya en el 2013 –la primera voz que se alzó para romper la conspiración del silencio, que duraba ya 83 años– y que los historiadores debemos continuar rompiendo con la verdad, porque no hay por qué no hacerlo.

Además de los reclamos de la propia conciencia, don Antonio Miró Quesada desapareció hace mucho tiempo y El Comercio se preocupa más de la prosperidad de la empresa que de resucitar viejas pasiones, en desmedro de la unidad de los peruanos. Lo invito, pues, a reivindicar la verdad de nuestro pasado, por sobre cualquier otra consideración. En su caso ese es un reclamo personal e imperativo. Usted es un hombre joven, ilustrado y patriota. Y creo que algún día será el Canciller del Perú, con la verdad en la mano. Aquí va mi carta a Mirko. Cordial saludo. Carlos Alzamora”.

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