ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Campañas millonarias y control concurrente

Imagen
Fecha Publicación: 04/02/2020 - 22:00
Escucha esta nota

Termina una nueva campaña electoral y persisten los mismos vicios en nuestro maltratado sistema electoral y politico. Haberle quitado las facultades de control concurrente a la ONPE no solo permite que algunas organizaciones realicen campañas económicas desbocadas, sino que cualquier control posterior solo sirve para constatar el hecho consumado y cualquier infracción no tiene solución práctica. Peor aun, si la acciòn coactiva no tiene la fuerza necesaria para hacerla efectiva.

Las campañas de gastos exorbitantes sin control en tiempo real, son de alto riesgo y pueden ocultar financiamiento de oscura procedencia donde intereses de terceros pretendan hacerse de poderes indirectos que ya los hemos visto en nuestra desacreditada política. El narcotráfico, la mayor amenaza para el Estado, logró en varios momentos, presencia en el Poder Legislativo para desencanto de pocos e indiferencia de muchos. El narcotráfico busca permanentemente perforar el Estado y sus instituciones. Mirarse en el espejo mexicano o colombiano debe servir para tomar lecciones aprendidas.

Quienes eliminaron la facultad de control efectivo y concurrente de la ONPE durante las campañas políticas pusieron por delante los intereses particulares y partidarios, no los patrios. Es absolutamente posible conducir una campaña y mantener al día los gastos y mostrarlos al ser requeridos y ganar en transparencia.

Los recientes hallazgos por la justicia de la forma burda y millonaria de financiar campañas con dineros provenientes de empresas extranjeras que luego se pagan con obras sobrevaloradas o adendas leoninas, nos muestran al extremo que llega la búsqueda del poder. Ello es la  mejor evidencia para que se fiscalicen las campañas de manera estrecha.

El control concurrente o simultáneo debe restituirse de inmediato a la ONPE para minimizar riesgos con el uso de dineros negros y elijamos fantoches que obedezcan a terceros poniendo en cuestión los verdaderos intereses públicos y nacionales. El voto neurológico por saturación de propaganda es una forma indirecta de estafa política.

Las campañas multimillonarias tienen además otro componente que el decir popular lo reitera por las calles como: “ese partido tiene alcaldes”, o “ese partido tiene poder” y dejan flotando la idea que el dinero de todos los peruanos podria ser empleado para financiar campañas electorales.

Tambièn el mal uso de recursos humanos en portátiles y similares. Algo inaceptable y debe ser parte importante de la agenda de la reforma política y electoral.

Solo un control efectivo y concurrente demostraria lo contrario o lo evidenciaría para la acción correctiva.

La política tiene que dejar de ser un negocio para recuperar su verdadera esencia: el servicio.